La energía está por todas partes: en la luz que encendemos para alumbrarnos; en los enchufes que cargan nuestros numerosos -igual demasiados- aparatos electrónicos; en la calefacción y el aire acondicionado -si nos los podemos permitir; en la vitrocerámica que usamos para cocinar, y en tantas otras cosas más. La energía está por todas partes, pero ¿hablamos suficiente de ella?