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La inteligencia artificial avanza con fuerza en el tejido empresarial global, pero su integración estratégica sigue siendo una asignatura pendiente. Así lo revela el informe The state of AI in 2025: Agents, innovation, and transformation, publicado por McKinsey & Company, que analiza el alcance, el impacto económico y los desafíos de gobernanza que acompañan esta expansión tecnológica, según informa la consultora.
La IA despega en las empresas, pero la transformación tarda en llegar

La inteligencia artificial continúa extendiéndose como una herramienta clave en las organizaciones, aunque todavía lejos de desplegar todo su potencial transformador. Según el nuevo informe de McKinsey & Company, el 88% de las empresas ya integra la IA en alguna función del negocio, un salto notable frente al 78% registrado un año antes. Sin embargo, esta adopción masiva contrasta con un dato que evidencia la otra cara del proceso: solo un tercio de las compañías ha conseguido escalar sus iniciativas de IA de manera transversal.

La brecha entre quienes experimentan y quienes realmente transforman su estructura operativa se amplía especialmente por tamaño empresarial. Tal como apunta McKinsey & Company, entre las organizaciones con ingresos superiores a 5.000 millones de dólares, casi la mitad (49%) ha logrado escalar la tecnología, mientras que en las compañías con facturaciones inferiores a 100 millones, la cifra desciende al 29%.

Agentes de IA: una tendencia al alza, pero aún inmadura

Uno de los elementos emergentes que destaca el informe es el interés creciente por los agentes de IA. Aunque el 23% de las empresas afirma estar escalándolos en alguna función y un 39% ya experimenta con ellos, su adopción sigue siendo limitada: no más del 10% los ha consolidado en un área concreta. La mayoría de las iniciativas se concentran en una o dos funciones, revelando un uso todavía incipiente.

Carlos Fernández Naveira, socio de McKinsey & Company y líder de QuantumBlack en Iberia, explica en el informe que muchas organizaciones siguen atrapadas en pruebas piloto sin una estrategia clara: “La diferencia entre experimentar y transformar sigue siendo profunda”, afirma. Para él, el avance real requiere foco en el valor, gobernanza y visión de impacto en los flujos de trabajo.

La IA como motor de innovación: avances cualitativos y competitividad

El documento señala que la IA está actuando como un verdadero catalizador de innovación, incluso cuando su impacto económico directo sigue siendo moderado. Un 39% de las empresas vincula a la IA algún efecto positivo en el EBIT (beneficio operativo), aunque generalmente inferior al 5%. Aun así, la mayoría de los encuestados destaca una mayor capacidad innovadora, mejor satisfacción del cliente y diferenciación competitiva.

Según McKinsey & Company, las organizaciones pioneras en IA —aproximadamente un 6% del total— ya destinan más del 20% de su presupuesto tecnológico a estas herramientas y triplican su crecimiento e innovación respecto al resto. Los ámbitos donde más se utiliza la IA incluyen marketing y ventas, estrategia corporativa, desarrollo de productos y, cada vez con más fuerza, la gestión del conocimiento.

Benjamim Vieira, socio senior de McKinsey & Company, subraya en el informe que el verdadero valor proviene del rediseño integral de procesos: “No es cuestión de sumar herramientas nuevas, sino de replantear cómo se decide, cómo se innova y cómo se interactúa con los clientes”. Ese rediseño —añade— requiere datos disponibles en la nube, automatización inteligente y estructuras organizativas más simples.

Empleo, talento y riesgos: un nuevo equilibrio para la gobernanza corporativa

El avance de la IA también está remodelando expectativas en torno al empleo. De acuerdo con McKinsey & Company, aunque gran parte de las empresas prevé estabilidad en sus plantillas, un 13% anticipa aumentos de personal —especialmente aquellas inmersas en procesos intensivos de transformación—, mientras que un 32% espera reducciones del 3% o superiores. Las organizaciones más grandes son las que con mayor frecuencia proyectan ajustes a la baja vinculados al uso de IA.

En paralelo, crece la preocupación por los riesgos asociados. El informe señala que desde 2022 el número medio de riesgos que las compañías afirman estar mitigando ha aumentado de dos a cuatro. El 51% de las empresas que ya usan IA reconoce haber sufrido algún impacto negativo, siendo los errores o inexactitudes de los modelos uno de los problemas más comunes. A pesar de ello, la falta de explicabilidad —entender cómo y por qué la IA llega a ciertas conclusiones— continúa siendo uno de los riesgos menos abordados, pese a su relevancia.

Este panorama refuerza la urgencia de consolidar marcos sólidos de gobernanza, capaces de garantizar un uso responsable, seguro y escalable de la IA. Según destaca McKinsey & Company, el verdadero salto hacia la madurez no dependerá solo de tecnología, sino de la capacidad de las organizaciones para alinear talento, procesos, datos y estrategia en torno a un modelo de transformación integral.

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