La moda es un reflejo de nuestra sociedad, una expresión de identidad y creatividad que, lamentablemente, también evidencia nuestras peores contradicciones. Con un valor global de más de 2,5 billones de dólares, la industria de la moda es una de las más lucrativas, pero también una de las más contaminantes. Detrás de las pasarelas y los escaparates brillantes, se oculta una cadena de producción que contribuye significativamente al cambio climático y a la degradación ambiental.