La creciente demanda por regulaciones que aseguren un equilibrio entre las dimensiones económicas, sociales y ambientales en el ámbito empresarial está en auge. Sin embargo, la pregunta clave es si una mayor intervención normativa garantiza realmente mejores prácticas. A medida que se intensifican los llamados a endurecer las reglas, surgen dudas sobre la capacidad de los Estados y organismos privados para fiscalizar eficazmente, y si estas medidas terminarán siendo solo trámites burocráticos que aumenten costos sin mejorar el impacto. ¿Es más regulación el camino hacia una sostenibilidad empresarial genuina o una simple traba al desarrollo económico?