
En un balance especialmente duro, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, denunció que “quienes defienden los derechos y la justicia son atacados, castigados y llevados ante los tribunales, mientras que quienes ordenan crímenes atroces siguen gozando de impunidad”. Sus declaraciones, realizadas en Ginebra, marcan el tono de un Día de los Derechos Humanos atravesado por recortes presupuestarios, violencia creciente y una preocupante normalización de los abusos, según informa la institución.
Türk y el Secretario General António Guterres coincidieron en subrayar que la Declaración Universal de los Derechos Humanos —pilar de la arquitectura global desde hace casi ocho décadas— está hoy en riesgo por decisiones políticas que desfinancian su defensa al tiempo que fortalecen movimientos contrarios a estas garantías.
El Alto Comisionado advirtió de que su Oficina afronta un déficit de 90 millones de dólares que ha obligado a suprimir 300 puestos de trabajo esenciales. Esto implica la reducción de misiones de investigación, visitas de expertos independientes y el aplazamiento de diálogos clave con los Estados sobre el cumplimiento de los tratados internacionales.
Las consecuencias son directas: menos capacidad para documentar abusos, menor vigilancia sobre posibles crímenes de lesa humanidad y retrocesos en países donde la presencia internacional es un factor de protección.
Los recortes llegan, además, en un contexto global de violencia extrema. Según Naciones Unidas, los conflictos armados siguen castigando de forma brutal a las poblaciones civiles en Gaza, Sudán y Ucrania.
En Gaza, Türk alertó de que “el sufrimiento, la pérdida y el miedo inimaginables continúan”, con ataques que siguen afectando a viviendas, tiendas de campaña y refugios de desplazados pese al alto el fuego anunciado en octubre. Instó a la comunidad internacional a “intensificar la presión” y evitar la complacencia ante lo que describió como una catástrofe de derechos humanos.
En Sudán, recordó que las atrocidades cometidas en El Fasher —incluidos crímenes de guerra y probablemente de lesa humanidad— podrían reproducirse en otras regiones como Kordofán, en un país donde “ningún civil se ha librado de la violencia cruel e insensata”.
En Ucrania, las víctimas civiles han aumentado un 24% respecto al año anterior, principalmente por el uso de armas de largo alcance y los ataques a infraestructuras energéticas, que han dejado a miles de personas sin electricidad, agua o calefacción.
Otro de los focos de preocupación señalados por la ONU es la intensificación del discurso xenófobo. Türk condenó que en varios países los migrantes estén siendo sometidos a devoluciones violentas, detenciones masivas y deportaciones sin garantías, mientras se criminaliza tanto a quienes buscan protección como a quienes los apoyan.
Pidió a los Estados promover un debate basado en hechos y en el derecho internacional, reivindicando que la dignidad de las personas migrantes no puede convertirse en moneda de cambio política.
En su mensaje, Guterres recordó que los derechos humanos son indivisibles e interdependientes, y que su defensa requiere instituciones sólidas y participación ciudadana activa. “Juntos tenemos la fuerza para afrontar las injusticias”, afirmó, insistiendo en que proteger a los más vulnerables es la base de sociedades libres y democráticas.
El máximo responsable de la ONU dejó claro que la organización no puede sostener esta labor sin el apoyo decidido de la comunidad internacional. En un contexto de retrocesos, reclamó reforzar —y no debilitar— las garantías que aseguran dignidad, justicia y libertad para todas las personas.