Desde pequeña, al ser mi padre médico, crecí con el concepto de aprendizaje continuo como parte natural de la vida. La medicina, como muchas otras disciplinas, exige estar en permanente actualización. Este principio ha trascendido el ámbito de la salud y se ha extendido hacia las organizaciones, empresas e industrias, donde el aprendizaje ya no es exclusivo de los puestos estratégicos o especializados.