La Copa del Mundo de 2026, que se disputará en Estados Unidos, Canadá y México, ya comienza a generar debates. Sin embargo, hay un aspecto que merece una atención crítica: la convocatoria de voluntarios para trabajar en los estadios.En un evento de dimensiones globales, con entradas que pueden alcanzar precios exorbitantes y ganancias multimillonarias para organizadores, patrocinadores y la propia FIFA, el uso de mano de obra voluntaria resulta, como mínimo, cuestionable.