Todo lo que hacemos tiene un impacto, ya sea a nivel personal, social, medioambiental. En la era digital también ocurre y además lo hace con una celeridad cuyo impacto es exponencial, sobre todo en el aspecto medioambiental.
Acabo de leer el artículo de un compañero sobre el wokismo empresarial en el que censuraba la inadmisible monetización de sus fines . Estoy muy de acuerdo con alguno de sus argumentos, porque es muy cierto eso de la reducción narrativa de la ética económica como el que sucede con otras éticas; pero eso no me consuela porque entiendo que el problema no es solo coyuntural y menos todavía una cuestión de relato.