La nueva Ley de Movilidad Sostenible abre un horizonte de transformación que va mucho más allá del transporte. Representa un cambio de paradigma hacia una movilidad inteligente, inclusiva y basada en datos, donde la tecnología deja de ser un fin en sí misma para convertirse en una herramienta al servicio de la sociedad. El reto, ahora, deja de ser solo técnico y se vuelve también humano.