Estoy enfadado, como dice mi nieto Luis que, con tres años, sabe expresar claramente sus sentimientos y sus estados de animo. Muy enfadado, pero no solo por el quehacer de nuestros políticos (o de los políticos en general, reconvertidos casi siempre en un mal endémico), sino por las cosas que pasan y que no resuelven/resolvemos casi nunca, y el enfado persiste a pesar de que cuando transitamos por el otoño de nuestra vida somos mas benévolos con los errores de nuestros semejantes, pero lo que sucede en determinados ámbitos tiene difícil explicación y no puede justificarse por mucho que lo intentemos.