Pero, ¿cómo podemos diferenciar entre las iniciativas genuinamente responsables de aquellas que sólo pretenden sacar tajada?
Voy a poner algunos ejemplos ficticios que, quizás puedan estar inspirados en la realidad:
¿Podemos diferenciar entre aquellas que lo hacen altruistamente de aquellas que simplemente lo hacen para lavar su imagen y aprovecharse de la situación?
Todos conocemos ejemplos concretos, y espero que, una vez pasada la crisis, sepamos (y podamos) pedirles cuentas. Pero es muy difícil que una empresa cuyo propósito es el meramente económico, que no se comporta de manera ética en cualquier punto de su cadena de valor, o no cumple con sus obligaciones fiscales más allá de lo meramente permitido, se presente ahora como campeona de la responsabilidad social.
En cambio, hay otras empresas y organizaciones que tienen en su misión empresarial el cumplir con un propósito social o ambiental, aparte del beneficio económico. Son empresas que, o ya incorporaban ese propósito, o lo han incorporado en medio de la crisis sanitaria, sea a través de la adaptación de los procesos productivos o a través de la colaboración con otras organizaciones para organizar partnerships efectivas e innovadoras.
En el campo de empresas con propósito me gustaría mencionar expresamente a todas las empresas BCorp que están haciendo un gran esfuerzo para dar una respuesta a la crisis sanitaria y social que no ha hecho más que empezar en nuestro país.