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Dicen que la curiosidad mató al gato, pero no estoy muy segura: o la curiosidad no mata o yo no soy gato (aunque comparta con los gatos el 90% del genoma). Así que me permito ser curiosa y husmear periódicamente a la caza de nuevos descubrimientos científicos que ayuden a seguir mejorando los comportamientos de las personas, en las empresas y en la sociedad en general.

Hoy he encontrado algo interesante que te comparto:

Patrici Calvo, un profesor de ética muy prolífico y didáctico a quien te recomiendo visitar, ha publicado un artículo titulado Neuroeducación moral en la empresa: del homo oeconomicus al homo reciprocans.

En las conclusiones de este trabajo expone que el conocimiento que actualmente está aportando la teoría de juegos neuronales en disciplinas como la neuroeconomía, la neuroeducación y la neurodidáctica representa un reto y una oportunidad para la empresa.  Entre otras cosas, porque muestra que es posible incidir en el desarrollo normativo y práctico de la ética en la empresa a través de la educación en valores morales y emociones prosociales.

Es un tema al que presto atención hace tiempo, buscando relaciones con diferentes disciplinas como la genética y  la biomimética, porque, tal como expone Calvo, a medida que avanzan los descubrimientos científicos se nos van presentando más oportunidades de mejorar como personas y, por ende, de mejorar la sociedad.

Las empresas, como parte de la sociedad, forman un subsistema importante para ir polinizando estos descubrimientos científicos que nos ayudan a enraizar ideas básicas ya descubiertas desde la antigüedad, como los principios éticos.

Y ello nos sugiere inmediatamente que las personas que se ponen la gorra de líderes son quienes deben tomar la iniciativa, apoyándose en sus conocimientos y en todas estas ventanas que se nos están abriendo continuamente, porque necesitan de todas las herramientas a su alcance para lograr que en sus equipos de trabajo se consiga llegar al consenso.

En este contexto, Calvo nos confirma las buenas noticias que deben conocer los líderes para llevar a cabo su tarea:  las personas están biológicamente preparadas y moralmente dispuestas para cuidar, cooperar y asumir costes personales por el bienestar o la adaptación de otros, tengan o no una relación parental o grupal. 

Un excelente punto de partida sobre el que se puede ir construyendo - en equipo - el marco de relaciones éticas que guiará los comportamientos no solo del Ecosistema Interno de la empresa, sino de todos sus partícipes. El principio de polinización funciona, máxime con la diversidad de canales de comunicación disponibles en la actualidad.

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