Sin embargo, la ejecución práctica de esta aceleración tecnológica no es intrínsecamente virtuosa, pues, abandonada a su propia dinámica, los medios necesitados para llevarla a cabo pueden derivar en escenarios distópicos como lo descrito en la Ilustración Oscura propuesta por Nick Land. Por ello, este artículo argumenta que el aceleracionismo solo es éticamente válido bajo una ética basada en virtudes o utilitarista con el objetivo de minimizar el sufrimiento global. Esta perspectiva puede ser la planteada por el pensamiento del Papa Francisco en sus encíclicas, especialmente en su énfasis en el bien común, la dignidad humana y el cuidado de la "casa común". Concluimos que un aceleracionismo sin humanismo es insostenible éticamente y potencialmente destructivo para el ser humano, mientras que la fusión entre ambos tiene el potencial de ofrecer el camino mas prometedor hacia una civilización más justa, compasiva y plenamente humana.
La sociedad contemporánea global enfrenta múltiples problemas que ponen en evidencia profundas contradicciones internas en nuestros valores y creencias mas fundamentales. A pesar del progreso tecnológico y científico reciente, incluso con inteligencia artificial y robótica, persisten graves injusticias sociales y una marcada desigualdad. Estas desigualdades son especialmente manifiestas en grupos altamente vulnerables, condicionados por discapacidad, pobreza [1], exclusión, analfabetismo [4], inmigración forzosa o víctimas de la violencia. Por ejemplo, individuos con autismo severo no verbal experimentan exclusión social, aislamiento y dificultades significativas en la comunicación diaria, debido principalmente a la ausencia de tecnologías adaptadas a sus necesidades específicas y entornos sociales sensibles a sus realidades [2]. Asimismo, pacientes de Alzheimer, con la pérdida progresiva de autonomía y capacidad cognitiva, experimentan dificultades evitables con tecnología [3]. Ninguno de estos colectivos tiene fácil acceso a la tecnología sin ayuda, pese a que irónicamente son los que mas tecnología necesitan para una vida digna.
Frente a estos retos, es evidente que la civilización moderna ha demostrado que el progreso tecnológico puede actuar para superar muchas de estas limitaciones humanas [5]. Por ejemplo, vacunas contra enfermedades o el acceso universalizado a tecnologías digitales, programas educativos en línea o dispositivos de comunicación aumentativa ha dado oportunidades a personas con discapacidad [6]. Basados en todos estos avances, existe una relación innegable entre el desarrollo técnico y el bienestar humano. Sin embargo, este progreso debe estar guiado por principios éticos humanistas.
Precisamente desde este debate crítico surge el aceleracionismo, una corriente filosófica contemporánea que argumenta a favor del impulso radical de la innovación tecnológica como estrategia para superar los límites sociales, económicos y políticos [7]. El aceleracionismo sostiene que intensificar el desarrollo tecnológico es imprescindible para resolver problemáticas sociales, liberando así el potencial humano a niveles sin precedentes [8]. Sin embargo, una aceleración tecnológica sin restricciones puede derivar en lo que el filósofo Nick Land denominó la Ilustración Oscura, un escenario distópico donde la tecnología y el mercado, abandonados a su propia lógica impersonal, profundicen la exclusión y generen mayor desigualdad [9], traicionando la intención original plasmada, incluso por Karl Marx en The Fragment on Machines [12], de eliminar la desigualdad.
Ante este escenario, se propone aquí que la única opción sostenible para construir un mundo mejor que tampoco omita posibles avances beneficiosos para colectivos vulnerables es articular una doble aceleración. Una síntesis filosófica que combine la potencia emancipadora del aceleracionismo con los principios sólidos del humanismo cristiano, en particular los planteamientos humanísticos defendidos por el Papa Francisco y la tradición jesuita contemporánea. En documentos como la encíclica Laudato si' y Fratelli tutti, el Papa Francisco llama explícitamente a promover una tecnología al servicio del bien común, a proteger "la casa común" y a colocar siempre al ser humano, especialmente al vulnerable, en el centro de toda innovación y progreso [10]. Por tanto, la aceleración tecnológica no solo es legítima sino necesaria, pero únicamente si se realiza en un marco de ética humanista radical, orientada explícitamente hacia la justicia social, la inclusión efectiva y la dignidad integral del ser humano.
El aceleracionismo actual, popular en ambientes tecnológicos y redes sociales, surge como respuesta filosófica ante las contradicciones sociales y económicas de nuestro tiempo presentadas en la anterior sección. Generalmente, este busca la intensificación deliberada del desarrollo tecnológico como una posible salida a estas problemáticas, pero peca de idealista, centrándose a menudo en la intención y no dando la pertinente importancia a los medios. Dentro de esta corriente, es posible identificar principalmente dos variantes con fundamentos radicalmente distintos. La primera, el aceleracionismo tecnocapitalista o comúnmente visto como “de derecha", ejemplificado por Nick Land y por el aceleracionismo eficiente (e/acc) [13], a grosso modo propone que la única vía efectiva para superar las limitaciones inherentes al capitalismo actual consiste en llevar su lógica hasta el extremo, promoviendo en la práctica una expansión tecnológica desenfrenada y una economía radicalmente desregulada. Sin embargo, en la práctica, este modelo tiene alta probabilidad de convertirse en la Ilustración Oscura, caracterizada por una élite tecnológica encargada de supervisar a las máquinas y una masa excluida que debería proveer de datos a la clase tecnóloga a cambio del acceso a los recursos [9].
Por otro lado, el aceleracionismo que comúnmente se asociaría a la izquierda, representado en nuestra época por el manifiesto de 2013 de Srnicek y Williams [7], defiende una postura crítica frente al capitalismo actual, proponiendo utilizar activamente las innovaciones tecnológicas para superar las desigualdades sociales y económicas vigentes. Según esta postura, las tecnologías emergentes deberían impulsarse mediante políticas públicas planificadas, orientadas explícitamente hacia objetivos de justicia social y bienestar colectivo, en una agenda que combina la eficiencia tecnológica con la redistribución económica y social [7]. No obstante, incluso esta variante progresista, carece en ocasiones de una base ética explícitamente centrada en la dignidad intrínseca del ser humano. De este modo, sin un claro compromiso con principios humanistas profundos, la tecnología podría fácilmente convertirse en un instrumento utilitario, perpetuando indirectamente injusticias sociales, ignorando las necesidades concretas de los colectivos más frágiles.
En resumen, ambos aceleracionismos enfrentan serias limitaciones y riesgos cuando operan desvinculadas del humanismo. Este artículo defiende, por tanto, la necesidad de formular un aceleracionismo humanista, en el cual el progreso tecnológico se oriente explícita y decididamente a reducir el sufrimiento global, proteger la dignidad humana universal y asegurar el bien común como valor prioritario.
Como hemos comentado, el aceleracionismo defiende, desde una perspectiva estrictamente instrumental, que acelerar deliberadamente el desarrollo tecnológico es la vía más eficiente para reducir el sufrimiento global. Sin embargo, y aun asumiendo esta premisa como cierta, esta afirmación no resulta suficiente desde el punto de vista ético, pues no especifica los criterios bajo los cuales tal aceleración sería implementable. Por tanto, tomando como cierto que solo con un aceleracionismo se conseguiría en un plazo de tiempo reducido paliar mucho sufrimiento, este debe implementarse siguiendo una perspectiva humanista, para evitar que el fin justifique los medios y estos generen un sufrimiento innecesario. Formalmente, se resume el planteamiento en el siguiente silogismo:
Este silogismo muestra como el aceleracionismo requiere necesariamente un marco normativo de referencia. Tal marco debe especificar en qué consiste exactamente ese humanismo al que debe ajustarse. Es precisamente aquí donde la hermenéutica del pensamiento del Papa Francisco puede ofrecer una base ética sólida y explícita, adecuada para guiar el aceleracionismo hacia objetivos humanistas universalmente aceptables.
En concreto, el Papa Francisco, especialmente en sus encíclicas Laudato si' y Fratelli tutti, explica un concepto robusto del bien común, la dignidad intrínseca de cada ser humano y el cuidado responsable de la "casa común", la Tierra. Según Francisco, ninguna tecnología, por eficiente que sea, puede considerarse legítima o beneficiosa si deja atrás a los más vulnerables o si pone en riesgo la dignidad y los derechos fundamentales de los individuos [10,11]. Por tanto, y siguiendo la lógica anteriormente expuesta, podemos reformular y ampliar el silogismo inicial de la siguiente manera:
Este resultado implica que el aceleracionismo no puede sostenerse de manera coherente en ausencia de un marco humanista explícito como el propuesto por Francisco. En otras palabras, no existe un aceleracionismo éticamente válido independiente del humanismo. Sin embargo, omitir el aceleracionismo retrasaría la minimización del sufrimiento. En consecuencia, el aceleracionismo humanista aquí planteado sería la única vía para poder crear un mundo mejor para todos los colectivos vulnerables.
Una de las principales objeciones al modelo de aceleracionismo humanista propuesto es la aparente contradicción entre la lógica disruptiva del progreso tecnológico y la naturaleza deliberativa, ética y prudente del humanismo. Sin embargo, esta objeción parte de una falsa dicotomía, como ya se ha adelantado, entre eficiencia y ética. La historia demuestra que los avances más sostenibles y beneficiosos han surgido precisamente cuando la innovación ha estado guiada por principios de justicia y equidad, evitando retrocesos sociales y daños colaterales. Otra crítica común proviene de sectores tecnolibertarios, quienes argumentan que el mercado es el mejor regulador del uso de la tecnología. Esta visión ignora las evidencias empíricas que muestran cómo la desregulación tecnológica ha amplificado desigualdades y ha generado escenarios de exclusión masiva. Por tanto se argumenta que el humanismo es una condición necesaria para orientar la aceleración hacia fines legítimos manteniendo medios no dañinos en su ejecución práctica, donde la tecnología y la ética trabajen en convergencia hacia el bien común.
Referencias
[1] Sachs, J. D. (2006). The end of poverty: Economic possibilities for our time. Penguin.
[2] Schreibman, L., & Stahmer, A. C. (2014). A randomized trial comparison of the effects of verbal and pictorial naturalistic communication strategies on spoken language for young children with autism. Journal of autism and developmental disorders, 44, 1244-1251.
[3] Velilla, L., Acosta-Baena, N., Allen, I., Lopera, F., & Kramer, J. (2022). Analysis of family stigma and socioeconomic factors impact among caregivers of patients with early-and late-onset Alzheimer's disease and frontotemporal dementia. Scientific reports, 12(1), 12663.
[4] Khuluvhe, M. (2021). Adult illiteracy in South Africa. Pretoria: South African Department of Higher Education and Training.
[5] Pinker, S. (2018). Enlightenment Now: The Case for Reason, Science, Humanism, and Progress. Penguin Books.
[6] Light, J., & Mcnaughton, D. (2015). Designing AAC research and intervention to improve outcomes for individuals with complex communication needs. Augmentative and Alternative Communication, 31(2), 85-96.
[7] Williams, A., & Srnicek, N. (2013). # ACCELERATE MANIFESTO for an Accelerationist Politics. Rhuthmos.
[8] Mackay, R., & Avanessian, A. (Eds.). (2014). # Accelerate: The Accelerationist Reader. MIT Press.
[9] Land, N. (2022). The dark enlightenment. Baldwin City: Imperium Press.
[10] Francisco, P. (2020). Laudato Si': Sobre el cuidado de la casa común. Le vie della Cristianità.
[11] Francisco, P. (2020). Fratelli tutti. Le vie della Cristianità.
[12] Marx, K. (1973). Fragment on machines. Grundrisse: Foundations of the critique of political economy, 1939-1941.
[13] Stöcker, C. (2024). Effective Accelerationism: die neue Silicon-Valley-Ideologie ist dunkel und kalt. Der Spiegel online Themen.
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