Hemos dejado atrás aquellos tiempos en los que sólo nos preocupábamos de la seguridad de nuestras cosas: nuestra empresa, nuestra casa, nuestro coche. El mundo gira en un perpetuo movimiento que volatiliza todo lo que antes parecía inmutable. La irrupción de las tecnologías ha acelerado nuestras vidas. Y la movilidad no es ajena al tic tac de la cuenta atrás. Los dispositivos móviles, el teletrabajo, la apertura de nuevas sedes conectadas o incluso nuestras viviendas y vehículos dependen de las conexiones digitales. Pero ojo, la velocidad no significa seguridad, sino lo contrario. Debemos ser conscientes que –más que nunca- debemos construir nuestro mundo con seguridad: en la casa, en el auto, en el trabajo… en nuestros dispositivos en movilidad, nuestras redes sociales, nuestro coche conectado, nuestra vida móvil.