Los dos han tenido la amabilidad de dedicar una parte de su tiempo, a pesar de las muy muy muy apretadas agendas de ambos, a compartirlo con los amigos de Diario Responsable para, sobre todo, ayudarnos a reflexionar. Espero que esta charla os atrape tanto como me atrapó a mí.
Delia García: Hola, queridos amigos de Diario Responsable. Soy Delia García, directora de Sostenibilidad de L’Oréal España y Portugal y vocal de transformación de Women Sustainability Action. Tengo la inmensa suerte de tener a mi lado a Fernando Valladares, científico del CSIC, premio "optimista comprometido efectivo", asesor de la Fundación Aula del Mar Mediterráneo y divulgador científico.
Fernando Valladares: Un placer estar aquí. Seguro que lo vamos a pasar muy bien. Sí. Y vamos a hablar un montón de cosas. El guion es ambicioso. Vamos a ver lo que logramos.
DG: Sí, tenemos algo en común. Te he escuchado hablar en varias ocasiones de la teoría de los límites planetarios, que va más allá de una simple teoría, creo yo, y que de hecho es la fuente de inspiración de la estrategia de sostenibilidad de L’Oréal. Cuéntame más de esta teoría.
FV: Bueno, los límites planetarios... a muchas personas les puede sonar como algo un poco esotérico, el planeta siempre suena a algo cósmico. Es algo relativamente sencillo porque son unas condiciones químicas, físicas y biológicas que debe reunir este planeta para que nosotros, los humanos, estemos dentro, o sea, en realidad son unos límites no tanto del planeta, sino que la especie humana tiene que tener muy presentes, porque fuera de ellos lo que peligra es su bienestar, también incluso eventualmente hasta su propia supervivencia. Y lo que vamos sabiendo es que por eso surgió el interés de la ciencia de cuantificar esos límites, ver si estábamos lejos o no de esa zona de cierto peligro. Y los estamos sobrepasando y por tanto estamos comprometiendo nuestro bienestar y nuestra supervivencia.
DG: Total, se nos llena la boca de decir que vamos a salvar el planeta y en realidad nos vamos salvar a nosotros y nuestra calidad de vida, que al final está en peligro.
FV: De hecho, somos una especie muy sensible. El ser humano requiere muchas cosa, como una temperatura muy concreta, mucha agua, proteínas... Lo que de alguna manera reúne en el concepto de límites planetarios. Si fuéramos no sé, nematóforos o virus, requeriríamos menos cosas. Seríamos más resistentes, resilientes y podríamos violar algunas de las limitaciones del planeta. El planeta tiene un funcionamiento bastante bueno porque somos una especie muy sensible. Así que somos su propio conejillo de indias. Si el ser humano puede estar vivo y medianamente sano y feliz, es que no hemos enredado demasiado con procesos ecológicos, con ciclos de la materia y de la energía, etcétera.
DG: Y además, todas las personas y las empresas, los negocios, las organizaciones, estamos en pleno proceso de transformación. En el caso de L’Oréal, como digo, nos basamos precisamente en la teoría de los límites planetarios y en la economía rosquilla para transformarnos a nosotros mismos y también todo nuestro ecosistema de negocio, a nuestros clientes, proveedores, para avanzar lo más rápido posible. Porque no tenemos mucho tiempo en esta transformación necesaria. Y para transformar hay que conocer, claro, no es tan fácil.
FV: Bueno, has mencionado un par de cosas importantes. Una es el tiempo y de hecho, tu lenguaje corporal ya nos imprime como prisa y urgencia. Es verdad que hay urgencia. El cambio climático va acelerado, el crecimiento demográfico en la especie humana, lo que haces, añadimos todavía más tensión a esa huella ambiental de todos y cada uno. El sector privado es responsable, pero, por otro lado, también sufre en primera instancia todas estas anomalías en el funcionamiento. La cadena de suministro puede ser palanca del cambio y es causa del problema y origen de la solución. El sector privado o las administraciones son dos grandes palancas en las cuales todos estos conceptos están teniendo mucho sentido porque hay cierta prisa. Las cosas van muy rápido. Tenemos ese conocimiento y el desafío es irlo aplicando a la velocidad acorde a los cambios que están ocurriendo. Y otra cosa que has mencionado, que quizá no todo el mundo sabe, algo que es interesante pero complicado y pues muy muy de desarrollar, que es la economía rosquilla.
¿Cómo es una rosquilla? Son dos círculos concéntricos. El de fuera son los límites planetarios. Ese otro círculo concéntrico, el de dentro, son las condiciones sociales, de derechos de organización, de bienestar de salud. Hay cuestiones de sanidad, educación, de igualdad, de justicia, etcétera, que está bien en ese límite por debajo del cual no queremos transitar y la humanidad tendría que transitar en el contorno de la propia rosquilla entre los límites físicos, químicos y biológicos y los límites humanos que hemos aceptado. Luego, no es tan fácil ver cómo mantenernos ahí, porque la economía al uso los últimos 50 años de crecer, crecer, crecer y crecer nos hacen salirnos de esos límites. El norte global sobreexplota al sur global, hay una fuerte desigualdad, es fuente de una cierta riqueza para algunos que acaba generando un gran consumo energético que dispara el cambio climático. Hay unas fuertes conexiones entre unas cosas y otras, y no es tan trivial entender cómo mantenernos de forma sostenida dentro de ese entorno. Pero es un desafío precioso, no solo nos va la vida en ello es que, eh, vamos a vivir mejor.
DG: A mí un tema que me preocupa especialmente, Fernando, es que la ciencia nos da las bases, sabemos muchísimo a día de hoy sobre el cambio climático, sobre la creencia climática, sobre las palancas más importantes que tenemos, como la economía circular, para avanzar en pro de un futuro mejor para todos sobre el planeta. Pero ¿qué pasa? sabemos mucho, pero hay muchísima información, hay infoxicación, que es una palabra que me encanta. Ante tanta información, muchas personas se sienten pues... no voy a actuar porque no sé lo que hacer. Entonces, ¿cómo podemos hacer las organizaciones y las personas para hacer las cosas con esta base científica que es necesaria? Las empresas, además, nos tenemos que basar en ciencia siempre para todo lo que hacemos. Y así lo hacemos en L’Oréal. ¿Pero cómo tenemos que hacerlo para no quedarnos en ese no hago nada porque estoy infoxicado? Y los consumidores también.
FV: Claro, pasa un poco también de cara consumidos los consumidores, todos somos al final consumidores. Tenemos que leer, saber, tomar unas decisiones. Una de las formas de controlar la infoxicación es, de alguna manera, inspirarse en la propia ciencia. La ciencia no es la solución universal para todo, pero tiene algunas herramientas que ojalá pudieran inspirar a la sociedad. La ciencia tiene pensamiento crítico. Es decir, cuestiona el origen, no solo de la información así, sino ¿de dónde viene? ¿cómo viene? ¿quién lo dice? Tiene herramientas estadísticas para priorizar, filtrar qué informaciones son más relevantes, de qué me puedo fiar más o menos, pero sobre todo la ciencia, una y otra vez, hace una pregunta muy sencilla o pone énfasis en las preguntas ¿para qué? Muchas veces hacemos cosas porque se pueden hacer. ¿Pero para qué? ¿Qué necesito saber? hay que parar y hacerse preguntas, abrir las ventanas, mirar al infinito y decir ¿para qué? ¿qué me preocupa? ¿por dónde empiezo por mi casa, por mi trabajo, por mi salud? ¿A qué le doy prioridad? y eso requiere una cierta calma que no siempre tenemos...
DG: Y reflexión, un momento también de reflexión...
FV: Uno de los grandes males de la sociedad actual es la falta de tiempo para reflexionar, para poner prioridades. Porque no todo puede tener la máxima prioridad. Y para establecer prioridades meditas, reflexionas, sedimentas... A ver, cambio climático, problemas ambientales de gran escala, mi papel como ciudadano, yo soy un profesional, también soy un padre, soy un amigo, soy un miembro de la sociedad. ¿Cómo engrano esto, por dónde empiezo hoy?
DG: ¿Cuál es es mi ámbito de actuación también? Yo soy hija y hermana, soy amiga, soy profesional, etcétera. Tú tienes tu ámbito de actuación y puedes trabajar con ese ámbito actuación, la empresa con sus stakeholders...Y generar esa dinámica, transmitir todo aquello que previamente tú has reflexionado. Yo creo que una cosa que hizo L’Oréal muy bien en su momento fue que ya en 2013 estableció, por ejemplo, una metodología de ecodiseño de todos los productos en base a la ciencia, en base a toda esa reflexión previa de los planes planetarios, de la economía rosquilla, del ciclo vida de todos los productos, 14 factores de impacto científicos dentro de un comité.
FV: Y eso, ¿luego pudiste monitorizar el éxito?
DG: Claro, y monitorizas sobre todo el avance. Con cada nuevo lanzamiento, cada formulación nueva, todo se pasa por esa herramienta de todo diseño, que se llama “spot” sustainable product optimization tool. Y siempre tiene que mejorar.
FV: Una de las cosas que me frustra un poco de sector privado es ver que se pasa rápidamente de la fase de exaltación de la amistad. Se descubre una nueva tecnología, se abraza una idea científica y se pone en marcha. Se hace una gran campaña, todo el mundo diciendo ¡wow!, tal empresa tal hace tal cosa y todo estupendo. Pero luego pasado el tiempo, incluso los años, dices oye, ¿con aquello qué pasó? ¿hubo un progreso? ¿se cuantificó?
DG: Sí. Pues en este caso, sí. Y además, a día de hoy se sigue utilizando como herramienta de ecodiseño de todos los productos. Pero hay otra cosa más que hemos hablado sobre la información. ¿Qué se ha hecho con eso? Se ha sacado un etiquetado de impacto, un etiquetado de impacto en algunas de las marcas para que de alguna forma facilites el conocimiento, evites esa intoxicación. Se ha hecho una reflexión previa, intenta también que sea una herramienta de facilitar al consumidor para tomar mejores decisiones.
FV: Con las etiquetas tengo a veces sentimientos mixtos. Porque a veces se pueden utilizar como una forma de publicidad engañosa. Y a veces ponen incluso una fotografía de un científico o científica en bata para dar la impresión de que esto es muy científico. Hay un poco de de de propaganda encapsulada. Y eso no me termina de gustar. También sabemos que hay objeciones del sector privado, a veces, a que determinada información que pueda ser algo negativa y demás, vaya en las etiquetas, es como pasar un poco de puntillas en aspectos escabrosos, ambientales o sociales, de cómo se ha producido esto, qué impacto puede tener tal cosa o un componente que sabemos que es tóxico, que su producción o transporte tiene tal... Las etiquetas son un poco la prueba del algodón, no?
DG: Sí. Tenemos transparencia, al final. Claro, tienen que demostrar. Las etiquetas son una herramienta y es importante trabajarlas con todo el sector, en eso estamos también. Con todo el sector cosmético, de manera absolutamente pre competitiva, trabajando en que sea una herramienta que te ayude a comparar a saber y a comparar, porque al final, si no, estamos en esa infoxicación continua, que hay 300 millones de etiquetas y al final el consumidor no sabe muy bien qué hacer.
FV: Una de las contribuciones de la ciencia es ese pensamiento crítico. Alguien me tiene que asegurar de alguna manera que esas etiquetas son fiables. Para eso pueden ser las administraciones públicas, la Unión Europea, los gobiernos, etcétera y como mientas en la etiqueta, se te cae el pelo, habrá sanciones. Y tú, ya con esas reglas de juego, como persona más o menos consciente y un poco crítica, valoras. Muchas veces el primer criterio es que sea barato y a la larga, muchas cosas baratas salen caras tanto al consumidor directo como en general a la sociedad. Entender eso supone una mirada crítica que desde la ciencia no podemos más que apoyar.
DG: Estas hablando de un tema muy importante, que es el precio. También hay una cosa que me gusta mucho decir y es que la sostenibilidad no siempre es más cara. O sea, que un producto sea más sostenible no siempre implica que sea más caro. Incluso puede ser más barato. Básate en ciencia para decir voy a generar un producto que tenga, por ejemplo, mucho menor cantidad de plástico, menor cantidad de materiales. Está muy bien que todo está reciclado, pero si es menos cantidad, pues mejor no. Entonces, y sacas un producto, por ejemplo, rellenable que implica que tienes que involucrar al consumidor. Vamos otra vez a esa parte de educación para que cambie ciertos hábitos. Antes estábamos acostumbrados a tener un producto con tu frasco maravilloso, frasco joya en el caso de los de los perfumes, y no estás acostumbrado a un producto rellenable. Y ahora te decimos que estamos reduciendo los materiales, lo cual es mejor para ti, para el planeta y para tu bolsillo también.
FV: Hay algunos aspectos de la información que hay que cambiar ¿Cómo lo hacemos? Porque yo, como científico, me siento muchas veces frustrado diciendo bueno, yo puedo estar dando charlas llenando de información... tú incluso has visto el efecto tóxico que puede tener demasiada información. ¿Cómo cambiamos?
DG: Yo me considero una persona. “Activo optimista”. Me gusta mucho hablar del "Acti Optimismo" porque el activismo a veces se ha tratado como algo catastrofista. De hecho, una cosa interesante es la palabra del año 2023 fue la polarización. Decir que algo es blanco o es negro es muy simplista, ¿catastrofistas o positivos? No, hay algo que no es ni utópico ni catastrofista, que es el "actioptimismo", aunque es un poco como yo veo la vida en general y por supuesto, los negocios. Hay que ser activista también en los negocios. Hay que trabajar con una conciencia de que se pueden hacer cosas, que hay que llamar a la acción.
FV: En esto del activismo, una de las cuestiones que siempre me surge es que no solo es una especie de obligación ética. Es también algo que te que te da sentido. Una vez que te embarques en un cierto grado de activismo, no tiene que ser el 100% de tu vida, hay todo un gradiente, es el compromiso que cada uno puede adquirir. Y hay muchos ejes. Uno puede ser activista. El feminismo es una forma de activismo. El ambientalismo es otro. Hay muchos aspectos tecnológicos, sociales, ambientales en los cuales uno se puede sentir más útil y animarse a ser activista. Así que invito, invitamos a todos a que seamos algo activistas. Por tu propio bien, no solo por el bien altruista de la humanidad, si es que te sientes útil y te sientes consentido haciendo cosas que, tú sabes, hacer que entiendes y que empujas a que se transformen yo creo que por ahí entra no lo del Tecno optimismo.
DG: Una de las razones de la felicidad humana dicen que es el propósito. En el caso de L’Oréal es “Creamos la belleza que mueve el mundo” y hay activismo también, o sea, mover el mundo es algo muy fuerte cómo movamos el mundo y hacia qué dirección Pues ahí está un poco el trabajo. Por ejemplo, uno de nuestros stakeholders son las peluquerías. Estamos trabajando con ellas en reducir un 70% el agua que utilizan a través de diferentes herramientas tecnológicas innovadoras, cómo puede ser poner en los cabezales un dispositivo que reduce el uso del agua o lavar los textiles con ozono. Les damos diferentes tecnologías para ahorrar agua, ahorrar energía, también tener energía renovables... ahí podríamos hablar de 1000 cosas..
FV: El tiempo se nos está acabando, hay que ir cerrando los muchos temas que hemos abierto y solamente una última pincelada: mujer y clima. Cuéntame un poco, que yo sé que es un tema que te gusta, y es un muy actual
DG: Está demostrado que las mujeres, como cualquier colectivo más vulnerable, están más afectadas por las consecuencias del cambio climático. De esto nos dimos cuenta hace mucho tiempo en L’Oréal, es parte de lo que la fundación L’Oréal está trabajando, en el liderazgo climático de las mujeres, en integrar la perspectiva de género entre las soluciones climáticas. En este sentido, hay un curso que es gratuito, "Liderazgo para la acción climática", y que se puede hacer en online. Y estamos trabajando en integrar la perspectiva de género en cada una de estas soluciones que existen a día de hoy. Trabajar en la igualdad de género y trabajar en la emergencia climática van totalmente combinadas. Hay muchos informes que así lo demuestra y tenemos que trabajar conjuntamente porque avanzaremos mucho más rápido.
FV: Muy bien, Delia, un placer haber hablado contigo y compartir con todos los que nos han podido escuchar. Sin duda, hemos sacado temas que nos darían para muchos episodios, y agradecer a Diario Responsable, ese diario que se encarga de aspectos tan importantes como es la justicia social y la sostenibilidad, haber facilitado este este encuentro y ojalá tengamos pronto muchos más
DG: Pues sí. Gracias. Un saludo.