Hablar del Día Mundial de la Mujer Trabajadora es, si lo analizamos semánticamente, una verdad de perogrullo. Todas la mujeres somos trabajadoras, en tanto que tenemos que “abrirnos camino” en una sociedad, con un gran lastre cultural, que tradicionalmente ha relegado a la mujer a un papel secundario en multitud de ámbitos. El problema radica en que, muchas veces, no se valora, ni reconoce, ese trabajo. Esta fecha es un buen momento para rememorar y analizar los avances logrados en materia de igualdad de género, gracias a la voluntad de mujeres que, antes que nosotras, allanaron el camino por el que hoy pisamos fuerte.