Pocas veces se oye hablar de una forma tan clara y directa del papel de la mujer y de lo que debería hacer para cambiar como lo hace la secretaria de Estado de Igualdad. Con frases contundentes, como "desertar de lo doméstico" o "rebelarse y ser transgresora". Rechaza palabras como diversidad, cuota, o conciliación a las que califica como "una malversación" porque no reflejan la realidad.

Soledad Murillo apenas ha tenido nueve meses para hacer todo lo que se había propuesto al frente de la secretaría de Estado de Igualdad. La convocatoria anticipada de elecciones le ha dejado muchas en el tintero. Aún así está contenta sobre todo por los adelantos logrados en leyes como la de violencia de género o los permisos de paternidad. En esta entrevista, nos habla en un lenguaje directo, llano, a veces incluso cerca de lo que para muchos sería políticamente incorrecto, de esa mayoría de la población española que es mujer, a la que incita a plantar cara, rebelarse y reclamar su espacio en igualdad de condiciones que los hombres no solo en el trabajo, también en casa.

Diario Responsable.- Con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, obviamente la primera pregunta debe referirse a su balance al frente de esta Secretaría, ha sido breve… pero ¿cómo de intenso?

Soledad Murillo.- Muchísimo y estoy encantada porque lo primero que hicimos fue ver qué deberes teníamos pendientes. Había un pacto de Estado que se firmó en 2017 sobre la Ley de Violencia de Género, porque no se había aplicado en toda su extensión, no había un seguimiento, porque las leyes hay que aplicarlas. Por eso este pacto tuvo la virtud de poner en valor la ley y lo primero que hicimos, nada más llegar, fue dar 100 millones de euros a las comunidades autónomas, así que estoy muy contenta porque hemos sido muy eficientes sin reproches

d_r.- ¿Ése ha sido tu principal logro?

S.M.- Yo creo que ha sido recuperar esa ley junto con la Ley de Igualdad. La gente se preguntaba qué fallaba si se seguía asesinando. Matar es muy fácil, tenemos más víctimas de violencia de género que de ETA. También haber sacado los permisos de paternidad, porque ya está bien esto de hablar de conciliación, que es una palabra horrorosa y además no significa nada, porque de lo que hay que hablar es de falta de corresponsabilidad

d_r.-Como tampoco te gusta la palabra diversidad

S.M.- No, es una malversación, en España somos el 51% de población. La diversidad la ha impuesto la minoría, que son los hombres. No estoy de acuerdo con palabras que no representan la realidad. Tenemos que poner las cosas en su sitio porque si no al final los lenguajes nos engañan. Es como decir madre soltera, pues no, es una madre sola. Ahora mismo podemos tener criaturas incluso sin necesidad de relaciones sexuales, o fuera del matrimonio, hay que ser más valiente con las palabras y que ellas se acomoden a lo que existe, y no al revés.

d_r.-O sea, contenta

S.M.- Contenta y a la vez disgustada porque se han convocado elecciones

d_r.-¿Qué te hubiera apetecido hacer y no te ha dado tiempo?

S.M.- Nos hemos quedado con muchísimas cosas, ha sido muy poco tiempo, y trabajando 12 horas, y eso en una barbaridad. Yo, como profesora de Universidad, tengo una dedicación semanal de 17 horas. Se han tenido que convocar porque no se han aprobado los Presupuestos y yo, con mi idea académica, pienso que si llevamos unos Presupuestos convalidados en Europa, con cifras solventes, ¿cómo es posible que en una comparecencia de Presupuestos y de más de ocho horas haya habido solo tres preguntas y media y el resto era una política que no requiere preparación y eso me ha decepcionado. Yo estuve en la época 2004-2008 y ahora, once años después, vale con juntar adjetivos y no, hay que preparar las cosas, para eso eres un diputado y ganas tu dinero, mucho más que la media, en un país con una tasa de desempleo de más del 20%, y yo, desde luego, desde la Administración Pública, creo que hay que trabajar muy seriamente.

d_r.-Quizá por eso los ciudadanos se sienten tan alejados de los políticos

S.M.- Pero mira, hay una cosa que tenemos los políticos que no tienen lo demás y es que nos eligen, no como las élites financieras y las empresariales, que funciona el soy hijo de y a nosotros nos pueden echar si no están de acuerdo, y eso no pasa en otras élites. Ahora, ¿tenemos capacidad para nombrar a… no, a… no, a los presidentes de las escuelas de negocios, no, a los de las reales academias, no, a los de las grandes ONG como Cáritas, Cruz Roja, ONCE, no. Y si están descontentos, deben ponerse igual de exigentes con todos. Yo quiero que me pidan cuentas, y quiero darlas porque es mi obligación.

d_r.-¿Algo como lo que sucede en Nueva Zelanda, donde los ministros tienen la obligación de cumplir todo lo que prometen y rendir cuentas?

S.M.- La primera ministra de este país es una mujer muy joven con unas enormes ganas de que la conciliación no sea solo una palabra, y ha tenido ministros que han pedido permiso de paternidad, ella misma ha tenido el permiso de maternidad, ha prohibido a todos los periodistas que le pregunten sobre la crianza de su bebé porque considera que es una pregunta impertinente. Eso nunca se le pregunta a un señor, parece que vienen de serie sin criar. Ella es un ejemplo y además ha estado muy cerca de las personas en peligro de ser discriminadas por pertenecer a otra raza. Ella es una mujer muy responsable y además sabe que es una mujer, porque muchas mujeres parece que no saben que lo son, no se sienten en deuda con mujeres como por ejemplo Concepción Arenal, o con aquellas mujeres que han sido tan valientes.

d_r.-¿Es un problema de falta de cultura, de educación?

Esto de la falta de Educación es un mito, como el unicornio. No se habla de ello, se habla de reciclaje o de estar a favor o en contra del tabaco, pero a ningún chico o chica cuando llega a mi aula, ya con 18 años, nadie le ha dicho que las relaciones sexuales tienen que ver con el placer y el consentimiento, y tampoco que cuando viene papá a casa y se sienta ¿qué pasa? La igualdad, para mí, es un deporte de riesgo porque te confronta, porque no puedes estar sin ser corresponsable, no puedes estar solo hablando de educación y de valores pero ¿qué educación y qué valores? ¿dónde aprenden esto los chavales?

d_r.-¿Dónde crees que lo aprenden?

Ellas lo hacen cuando alguien les hace pensar en ello. Yo soy profesora de Investigación Social y les hago una pregunta muy sencilla. Por ejemplo, llega la Navidad, ¿qué os dice papá y qué os dice mamá? Mamá y papá dicen que no venga sola. Es su concepto de género.

d_r.-Yo tengo ganas de que llegue el día en que estas diferencias dejen de ser un titular, que no hablemos de cuota de consejeras, por ejemplo, no sé si es una utopía…

S.M.- Lo de cuota es otra malversación. Pero ese día llegará cuando nosotras desertemos del espacio doméstico y digamos no, esto se reparte o te vas, y ellos lo entiendan.

d_r.-Otra cosa de la que te he oído hablar y criticar es la falta de tiempo de las mujeres, porque son ellas las que suelen cuidar de la casa, de las personas mayores. Escribiste un libro titulado precisamente ‘El mito de la vida privada’. ¿Están cambiando las cosas o no?

S.M.- Yo creo que las mujeres están exhaustas y hay una necesidad de confrontar con una misma este tipo de cosas, como aguantar que la habitación de tu hijo esté desordenada si él no lo hace. Saber que tú no has nacido para servir. En una relación entre iguales, chicos y chicas, mis alumnos cuando hacen un Erasmus a sus chicas se lo cuentan dándolo por hecho y ellas les preguntas si no les parecería mal que lo hicieran, y son chicas modernas, liberales, algunas incluso radicales. Es decir, que lo que ven en casa es que hay una persona que ordena el espacio y otra que toma decisiones. Hay que hablar de rebelión. Una madre transgresora está blindando a sus hijas de sufrir cualquier tipo de situación de discriminación.

d_r.-De todo esto, ¿somos culpables las mujeres porque nos dejamos, porque lo vemos normal?

S.M.- Seguimos la evolución normal de la sociedad, lo que se nos indica, igual que ellos están todo el día volcados en su trabajo, pensando en su nómina, y por eso es tan catastrófico que a un hombre le despidan y entiendo que la masculinidad tiene un peso terrible por eso es tan loable que un hombre sea igualitario. Nosotras no somos culpables, simplemente estamos socializadas, seguimos jugando con muñecas y espero que las niñas cada vez estén menos con muñecas y más con nuevas tecnologías.

d_r.-Hablando de nuevas tecnologías, tú te quejas de que hasta ahora las carreras profesionales masculinas se han sustentado con tiempos cedidos por las mujeres, ¿Sigue pasando?

S.M.- Totalmente. Insisto, y es una opinión personal, mientras no desertemos de lo doméstico, de que si él hace algo es porque me ayuda.

d_r.-Hagamos una alusión al Instituto de la Mujer, ¿qué pasa que lleva años en un segundo plano, casi desaparecido?

S.M.- Es verdad, ha estado siete años en el desierto, el presupuesto ha disminuido un 47% porque las políticas de igualdad no han sido prioritarias y yo lo lamento muchísimo porque significan entender que hombres y mujeres tenemos las mismas oportunidades. Me gustaría mejorar el instituto pero no me ha dado tiempo. Y espero que, quien gane entienda que las políticas de igualdad no deberían depender de sensibilidades sino ser una apuesta firme para que la mayoría de la población tenga oportunidades, se lo debemos a esas abuelas a las que sacaron del colegio después de la Guerra Civil.

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