Un claro ejemplo de esta dinámica es China. El país puede no ser el primer caso que nos viene a la mente en cuanto a virtudes medioambientales. En redes sociales se comparten con frecuencia imágenes de megalópolis altamente contaminadas, así como los sentimientos de ira y frustración de sus habitantes. Sin embargo, el Partido Comunista se está tomando en serio esta amenaza: se calcula que el 40% de todas las fábricas del país han echado el cierre en los últimos años, al menos temporalmente, para ser inspeccionadas, lo que ha derivado en acciones judiciales o sanciones a 80.000 fábricas a manos de la oficina de medio ambiente.