El pasado 12 de noviembre se llevó a cabo La Cumbre de Finanzas en Común en la cual, por primera vez en la historia, se reunieron más de 400 bancos públicos para debatir acerca de los desafíos mundiales en este particular momento atravesado por la pandemia de coronavirus. Desafortunadamente, tras el encuentro, no hubo declaraciones de compromisos concretos y mensurables sobre la forma de detener las crisis climáticas y ecológicas. La Cumbre tuvo una oportunidad única de esbozar promesas de transformación basadas en principios comunes para poner al mundo rumbo a una reconstrucción sostenible, pero los anuncios hechos muestran que hay una flagrante falta de voluntad política, lo que hace que sea otra oportunidad desperdiciada.