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El mundo nos necesita más que nunca. La triple crisis planetaria a la que estamos asistiendo no hará más que agravarse si no tomamos medidas urgentes. Según el informe “State of Finance for Nature”, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se necesita una inversión total en la naturaleza de 8,1 billones de dólares de aquí a 2050, mientras que la inversión anual debería alcanzar los 536.000 millones de dólares para el mismo año. Si queremos abordar con éxito las crisis interrelacionadas del clima, la biodiversidad y la degradación del suelo esta gran inversión será indispensable. Asimismo, la publicación advierte que será necesario favorecer la participación del capital privado.

A comienzo de este año, un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, advertía que la humanidad debe transformar su relación con la naturaleza y abordar las crisis del clima, la biodiversidad y la contaminación de manera conjunta para garantizar un futuro sostenible y prevenir futuras pandemias. En esta misma línea, la publicación  “State of Finance for Nature”, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Foro Económico Mundial (FEM) y la Iniciativa sobre la Economía de la Degradación de la Tierra (ELD), auspiciada por la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ), concluye que las inversiones anuales en soluciones basadas en la naturaleza tendrán que triplicarse de aquí a 2030 y cuadruplicarse de aquí a 2050 con respecto a las inversiones actuales.

Evidentemente, con los esfuerzos que hemos hecho hasta aquí no alcanza. Deberemos redoblar la apuesta. Los autores del informe instan a los gobiernos, las instituciones financieras y las empresas a superar este déficit de inversión situando la naturaleza en el centro de la toma de decisiones económicas en el futuro, sobretodo, de cara a la recuperación tras la pandemia. Subrayan la necesidad de acelerar rápidamente los flujos de capital hacia las soluciones basadas en la naturaleza, haciendo que esta ocupe un lugar central en la toma de decisiones de los sectores público y privado en relación con los retos de la sociedad, incluida la lucha contra las crisis del clima y la biodiversidad.

En palabras de Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA: "La pérdida de biodiversidad ya le cuesta a la economía mundial el 10% de su producción cada año. Si no financiamos suficientemente las soluciones basadas en la naturaleza, afectaremos a la capacidad de los países para avanzar en otros ámbitos vitales como la educación, la sanidad y el empleo. Si no salvamos la naturaleza ahora, no podremos alcanzar el desarrollo sostenible".

La investigación sostiene que existe una brecha financiera que es preciso cerrar si queremos alcanzar las metas que se han planteado internacionalmente tanto para 2030 como para 2050. Para esto, se necesitan transformaciones estructurales, volviendo a construir de forma más sostenible tras la pandemia de Covid-19, pero también reutilizando las perjudiciales subvenciones a la agricultura y a los combustibles fósiles y creando otros incentivos económicos y normativos.

Los expertos reiteran que Invertir en la naturaleza favorece la salud humana, animal y planetaria, mejora la calidad de vida y crea empleo ¿no es poco no? Sin embargo, la naturaleza sólo representa actualmente el 2,5% del gasto de estímulo económico previsto tras la llegada del coronavirus. El capital privado también tendrá que aumentar drásticamente para cerrar la brecha de inversión. El desarrollo y la ampliación de los flujos de ingresos procedentes de los servicios de los ecosistemas y el uso de modelos de financiación combinada como medio para atraer el capital privado son algunas de las soluciones necesarias para conseguirlo, lo que también requiere que las entidades del sector privado compartan el riesgo.

La tarea que tenemos por delante no es sencilla, pero si urgente. La publicación hace hincapié en la importancia de invertir de forma más inteligente. Según el informe del PNUMA, las soluciones basadas en los bosques, incluida la gestión, conservación y restauración de los mismos, requerirán más de 200.000 millones de dólares de gasto anual en todo el mundo. Esto equivale a algo más de 25 dólares al año por cada ciudadano en 2021. Pero será necesario que esta inversión se haga de la manera adecuada, en este sentido, el informe pide que se combinen las inversiones en acciones de restauración con la financiación de medidas de conservación. Esto podría dar lugar a un aumento de la superficie forestal y agroforestal (la combinación de la producción de alimentos y el cultivo de árboles) de aproximadamente 300 millones de hectáreas para 2050, en relación con 2020.

Por último, los autores del informe afirman que la inversión anual del sector privado en soluciones basadas en la naturaleza fue igual a 18.000 millones de dólares en 2018. La financiación privada solo representa el 14%, incluyendo el capital movilizado a través de las cadenas de suministro agrícolas y forestales sostenibles, las inversiones de capital privado, las compensaciones de biodiversidad financiadas por sectores privados, el capital filantrópico, la financiación privada apalancada por organizaciones multilaterales y los mercados de carbono relacionados con los bosques y otros usos de la tierra. En la financiación del clima, la inversión del sector privado representa la mayor parte de los flujos de capital (56% según la Iniciativa de Política Climática). El aumento del capital privado para soluciones basadas en la naturaleza es uno de los retos centrales de los próximos años, con un enfoque específico en la inversión en la naturaleza para apoyar el crecimiento económico sostenible en el siglo XXI.

Las próximas cumbres sobre el clima, la biodiversidad, la degradación de la tierra y los sistemas alimentarios, así como el lanzamiento del Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas, el 5 de junio de 2021, brindan la oportunidad de aprovechar el impulso político y empresarial para alinear la recuperación económica con el Acuerdo de París y el Marco Mundial de la Biodiversidad previsto para después de 2020. En este sentido, Anderson concluyó que: "El informe es una llamada de atención para que los gobiernos, las instituciones financieras y las empresas inviertan en la naturaleza, incluyendo la reforestación, la agricultura regenerativa y la restauración de nuestros océanos" y añadió que los países y los líderes de la industria tendrán la oportunidad de hacerlo en las próximas cumbres relacionadas con el clima, la biodiversidad, la degradación de la tierra y los sistemas alimentarios, y en el contexto del Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030).

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