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Si bien nadie está exento de los efectos que la emergencia climática trae consigo, estas consecuencias no son iguales para todas las personas. Aunque no se trata de minorías, si de sectores más vulnerables y en este grupo se ubican principalmente mujeres y niñas. Un informe publicado por Naciones Unidas explica al menos cinco modos en los que el cambio climático las perjudica más que a sus pares varones.
Efectos del cambio climático desde una perspectiva de género

El último informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, publicado el pasado 10 de agosto, dispara una alarma imposible de ignorar: se nos acaba el tiempo para mantener el aumento de la temperatura media mundial en los 1,5 grados centígrados. El informe, que cuenta con 234 autores de 66 países, quienes citan 14.000 referencias, presagia eventos climáticos extremos más frecuentes y graves cuyo origen guarda relación con el comportamiento humano.

Estos efectos de la emergencia climática, que ya está aquí, son muchos y graves. Sin embargo, estos no afectan a todas las personas por igual. Las personas que habitan países cuyas economías son más vulnerables y sus democracias menos sólidas están más expuestos que otros. Asimismo, las mujeres y niñas en el mundo entero, pero especialmente en los países pobres, se ven aún más perjudicadas que sus pares varones.  No se trata de una competencia sobre quién sufre más cuando la naturaleza responde violentamente a los abusos perpetrados por la humanidad, pero los grupos vulnerables y marginados, cuyos medios de vida dependen en gran medida de los recursos naturales, entre otros factores de riesgo, están expuestas a calamidades peores.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, las mujeres, las niñas y los niños tienen 14 veces más probabilidades que los hombres de morir en un desastre climático. La igualdad de género no solo es un derecho humano fundamental, sino que es uno de los fundamentos esenciales para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible. Es por esto, que el objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 5 propone Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas.  Para esto, resulta vital poder hacer análisis con perspectiva de género de todas las realidades y problemáticas, para así poder identificar las desiguales y así luchar contra ellas. Naciones Unidas hace esta importante labor e identifica cinco formas en las que el cambio climático aflige a las mujeres y las niñas de manera particular:

1. Más violencia de género

Las mujeres y las niñas, que tienen la responsabilidad primordial de recoger agua y leña para combustible, tienen que caminar más en búsqueda de recursos escasos. Cuando las poblaciones son desplazadas debido al cambio climático, las mujeres y las niñas enfrentan un mayor riesgo de violencia basada en el género en los campamentos de refugiados o desplazados internos. Las mujeres constituyen el 80 % de las personas desplazadas a causa del cambio climático. Una vez más, al buscar recursos para administrar sus hogares, caminan por territorios desconocidos, lo cual aumenta su vulnerabilidad.

Asimismo, el Fondo de Población descubrió que la trata sexual se disparó después de que ciclones y tifones azotaran la región de Asia y el Pacífico, y que la violencia de pareja aumentó durante la sequía en África oriental, las tormentas tropicales en América Latina y otros fenómenos meteorológicos extremos similares en la región de los Estados árabes.

2. Aumento del matrimonio infantil

Los extremos climáticos destruyen los medios de subsistencia y exacerban la pobreza. Esto puede incentivar a las familias a casar a sus hijas jóvenes para que haya una boca menos que alimentar, a cambio de un precio de la novia o porque creen que están mejorando las oportunidades futuras de una hija. Cualquiera que sea la motivación, en países afectados por desastres climáticos como Malawi, la India, Filipinas, Indonesia, la República Democrática Popular Lao y Mozambique, entre otros, se han observado aumentos en los índices de matrimonio precoz.

3. Incremento de la mortalidad neonatal

Numerosas investigaciones indican que “un aumento de 1 grado Celsius durante la semana anterior al parto se asocia con un aumento del del 6 % en el riesgo durante la estación cálida (mayo-septiembre), lo que se traduce en aproximadamente cuatro mortinatos adicionales por cada 10.000 nacimientos”. Se justifica realizar una investigación más exhaustiva, pero las pruebas apuntan a una conexión entre el calor extremo y los resultados negativos relacionados con los partos.

4. Ampliación de otras amenazas a la salud materno infantil

A modo de ejemplo, las enfermedades transmitidas por vectores, como la malaria y la fiebre del dengue, se han relacionado con abortos espontáneos, nacimientos prematuros y anemia. El aumento de las temperaturas está prolongando las temporadas de actividad de los mosquitos, que propagan estas enfermedades, y los entornos húmedos fomentan su reproducción. El cambio climático también puede aumentar la propagación de enfermedades transmitidas por vectores, como el virus del Zika, que en las embarazadas puede causar graves defectos congénitos como la microcefalia (cabeza reducida debido a una anomalía cerebral).

5. Interrupción de la salud sexual y reproductiva

Como ha demostrado claramente la pandemia de COVID-19, las emergencias desvían los recursos de atención sanitaria hacia la lucha contra la amenaza más reciente y los alejan de servicios que se consideran menos esenciales. Las emergencias debidas al cambio climático se harán más frecuentes, lo que significa que los servicios de salud y derechos sexuales y reproductivos podrían estar entre los primeros en reducirse. Sin embargo, incluso si se mantienen los servicios en materia de salud y derechos sexuales y reproductivos, las mujeres y niñas desplazadas a menudo pierden el acceso a estos, lo que puede dar lugar a embarazos no planificados e infecciones de transmisión sexual. El mundo debe reconocer que la salud y los derechos sexuales y reproductivos son una cuestión climática, y que las mujeres deben formar parte de la formulación de políticas climáticas. Cuando se integra a las mujeres en esa tarea, el planeta mejora debido a huellas de carbono más bajas y mayores áreas de tierras protegidas.

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