El gobierno corporativo en empresas familiares y empresas familiares es un tema de vital importancia que afecta tanto a la dinámica interna de estas organizaciones como a su papel en la sociedad. La pregunta esencial sobre hasta qué punto el modelo familiar influye en la naturaleza y los fundamentos de la empresa cobra relevancia en un contexto de valores en el que la responsabilidad social corporativa y el impacto en la comunidad adquieren cada vez mayor importancia.
Al abordar este desafío, es crucial alejarse de una visión estrecha y limitada del gobierno corporativo, que simplemente se centre en resolver conflictos internos y problemas de agencia entre los distintos actores de la empresa. Si bien estos aspectos son relevantes, no representan la totalidad del concepto de gobierno corporativo en el contexto de una empresa familiar.
En cambio, se propone un enfoque más integral y sostenible, centrado en la responsabilidad social. Al construir un sistema de gobierno para la familia empresaria y la empresa familiar en torno a este principio, se busca establecer una cultura corporativa que trascienda las generaciones y que esté alineada con los valores y propósitos de la familia fundadora. El gobierno de la familia empresaria y el gobierno de la empresa familiar de la que dicha familia empresaria es propietaria deben ser desarrollados como dos sistemas distintos pero coordinados entre sí.
Es interesante comprobar que, analizando los códigos de buen gobierno para empresas no cotizadas y de familia que se han redactado en el ámbito internacional, podemos clasificarlos en dos tipos: aquellos que proponen reglas para el desarrollo del buen gobierno en las empresas, con apéndices específicos para el buen gobierno de las familias empresarias (los más numerosos); y aquellos cuyo objeto exclusivo es la propuesta de reglas de buen gobierno para las familias empresarias (los menos numerosos).
Creo que debemos afirmar que, siendo ambos tipos de códigos de gran utilidad y conteniendo los mismos propuestas de interés para las empresas no cotizadas (la mayoría de ellas familiares) y para las familias empresarias, adolecen todos ellos de una propuesta de necesidad y equivalencia de la importancia de las dos regulaciones, la de la familia empresaria y la de la empresa familiar, así como de la exigencia de que ambas regulaciones estén adecuadamente coordinadas entre si.
Los códigos de buen gobierno que proponen medidas para la empresa y la familia empresaria deben ir más allá de incorporar apéndices de reglas para la familia empresaria.
Los códigos de buen gobierno que proponen medidas exclusivamente para la familia empresaria deben acompañar las mismas con medidas específicas para la empresa familiar.
Proponemos la confección de un código específico para familias empresarias y empresas familiares que ponga de manifiesto, desde su primera página, la necesidad de regular ambos ámbitos, otorgando a los dos la misma importancia y coordinando entre sí las propuestas para uno y otro ámbito.
Debemos crear un sistema único de gobierno de la familia empresaria y de la empresa familiar, que conste de dos líneas de actuación diversas, que respondan a las diferentes exigencias de la familia empresaria y de la empresa familiar, pero que deje perfectamente establecido que ambas líneas responden a un único sistema de gobierno.
Y, pensando específicamente en las empresas familiares españolas, ¿desde qué perspectiva es recomendable enfocar ese sistema único?. Para dar respuesta a esta pregunta creo procedente hacer una breve descripción del énfasis que ponen de manifiesto los sistemas internacionales recogidos en los diferentes códigos de buen gobierno que se han publicado en diferentes partes del mundo.
En el ámbito internacional, algunos sistemas de gobierno corporativo hacen mayor énfasis en la protección de los accionistas, mientras que otros sistemas protegen más a algún otro de los actores que interactúan con la empresa, habiendo además sistemas que se colocan entre ambos.
AGOSÍN y PASTEN (2003), manifiestan que existen cuatro tipos de sistemas de gobierno corporativo: el de carácter anglosajón, centrado en la protección de los accionistas; el de carácter francés, que otorga un grado menor de protección a los accionistas; y los denominados sistemas alemán y escandinavo, que tratan de situarse entre el anglosajón y el francés. CASTRO RUIZ (2017) distingue tres modelos de gobierno corporativo: el modelo anglosajón de protección del inversor - accionista; el modelo continental europeo, que orienta el foco de protección a los denominados stakeholders, grupos de interés más amplios que el de los meros accionistas, como pueden ser empleados, proveedores o clientes; las economías emergentes [1] aplican el denominado modelo emergente o institucional, cercano al sistema de gobierno corporativo de modelo anglosajón.
Como podemos apreciar, y así lo indican LA PORTA et al. (1998), la diferencia entre cada sistema se centra, básicamente, en el foco de protección. A menor concentración del accionariado en las empresas de un país determinado se corresponde la adopción de un sistema más anglosajón, mientras que a mayor concentración del accionariado se corresponde la adopción de los sistemas continentales europeos. El énfasis en el grado de dispersión del accionariado en las empresas de un determinado país para aplicar un sistema u otro de gobierno corporativo también es puesto de manifiesto por GIMÉNEZ ZURIAGA (2003).
En el ámbito de las empresas familiares creo necesario defender la implantación de un sistema de gobierno de la familia y de un sistema de gobierno de la empresa, independientes entre si pero profundamente coordinados, elaborados desde una perspectiva de protección de los stakeholders, de aquellos grupos de interés que se relacionan con la familia empresaria y con la empresa familiar. Se propone la creación de un código específico que abarque tanto el gobierno de la familia empresaria como el gobierno de la empresa familiar. Desde su primer enunciado, este código debe dejar claro que ambas regulaciones son esenciales y deben ser coordinadas en su aplicación. El objetivo es construir un sistema único de gobierno que integre ambas líneas de actuación, respondiendo a las necesidades y exigencias específicas de cada esfera, pero con una visión de conjunto que unifique ambas perspectivas.
Las empresas familiares son el elemento fundamental en la mayoría de las economías internacionales y presentan un grado muy alto de implicación con las comunidades humanas donde están asentadas. Son por ello un elemento fundamental en la estructura social de las mismas, trascendiendo por ello su implicación de la mera economía hacia un ámbito superior como es la sociedad en la que desarrollan su actividad. Tanto desde la perspectiva de la creación de empleo como desde otras perspectivas adicionales como la filantrópica, la de formación e inserción de jóvenes en el mercado de trabajo, la de sustento de empresas que tengan la condición de proveedores o clientes, las empresas familiares desempeñan una función muy relevante cuya importancia va más allá que la de la satisfacción de los intereses de sus accionistas.
Creo interesante destacar en este punto lo manifestado por Benedicto XVI, Papa, en la Carta Encíclica Caritas in Verítate [2]. Señala que “aunque no todos los planteamientos éticos que guían hoy el debate sobre la responsabilidad social de la empresa son aceptables, según la perspectiva de la Doctrina Social de la Iglesia, es cierto que se va difundiendo cada vez más la convicción según la cual la gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también el de todos los otros sujetos que contribuyen a la vida de la empresa: trabajadores, clientes, proveedores de los diversos elementos de producción, la comunidad de referencia”. Un estudio acerca de la Doctrina Social de la Iglesia podemos encontrarlo en FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, J.L. (2016).
Es fundamental reconocer que el buen gobierno corporativo en empresas familiares no solo implica la definición de reglas y normas específicas, sino también el establecimiento de una visión a largo plazo que integre la visión estratégica de la familia y la empresa con el bienestar de la comunidad en la que operan. Esto incluye aspectos como la sostenibilidad ambiental, la inclusión de la diversidad, la promoción del desarrollo local y la creación de valor compartido.
El gobierno corporativo en empresas familiares y empresas familiares es un tema de vital importancia que afecta tanto a la dinámica interna de estas organizaciones como a su papel en la sociedad. La pregunta esencial sobre hasta qué punto el modelo familiar influye en la naturaleza y los fundamentos de la empresa cobra relevancia en un contexto en el que la responsabilidad social corporativa y el impacto en la comunidad adquieren cada vez mayor importancia.
Al abordar este desafío, es crucial alejarse de una visión estrecha y limitada del gobierno corporativo, que simplemente se centre en resolver conflictos internos y problemas de agencia entre los distintos actores de la empresa. Si bien estos aspectos son relevantes, no representan la totalidad del concepto de gobierno corporativo en el contexto de una empresa familiar.
El énfasis en la protección de los stakeholders garantiza una visión más amplia y sostenible del gobierno en las empresas familiares. Esto se alinea con los principios de responsabilidad social corporativa, donde las organizaciones buscan generar un impacto positivo en su entorno y contribuir al desarrollo sostenible de la sociedad. Además, esta perspectiva puede fortalecer la reputación y la confianza en la empresa familiar, lo que a su vez puede tener un impacto positivo en su desempeño y sostenibilidad a largo plazo. Los stakeholders, al sentirse involucrados y considerados en las decisiones empresariales, pueden convertirse en aliados estratégicos para el crecimiento y la prosperidad de la empresa.
Se propone un enfoque más integral y sostenible, centrado en la responsabilidad social. Al construir un sistema de gobierno para la familia empresaria y la empresa familiar en torno a este principio, se busca establecer una cultura corporativa que trascienda las generaciones y que esté alineada con los valores y propósitos de la familia fundadora.
Es fundamental reconocer que el buen gobierno corporativo en empresas familiares no solo implica la definición de reglas y normas específicas, sino también el establecimiento de una visión a largo plazo que integre la visión estratégica de la familia y la empresa con el bienestar de la comunidad en la que operan. Esto incluye aspectos como la sostenibilidad ambiental, la inclusión de la diversidad, la promoción del desarrollo local y la creación de valor compartido. Por ello, el gobierno corporativo en empresas familiares y empresas familiares no puede limitarse a una mera enumeración de reglas. Debe ser un proceso dinámico y en constante evolución, que se apoye en la responsabilidad social como eje central y que busque equilibrar los intereses de la familia con los de la sociedad en su conjunto. Al fomentar una cultura de buen gobierno y sostenibilidad, estas organizaciones podrán convertirse en verdaderos motores de progreso para el tejido industrial y social, contribuyendo positivamente al desarrollo y bienestar de la comunidad que las rodea.
La profesionalización de la gestión y la apertura a la participación de los distintos grupos de interés son también pilares fundamentales de este enfoque. Esto implica reconocer la importancia de la meritocracia y la capacitación continua para garantizar que los líderes y gestores, sean o no miembros de la familia, estén altamente calificados y comprometidos con los objetivos empresariales y sociales.
La construcción de un sistema conceptual sólido es esencial para definir los fundamentos de un buen gobierno corporativo en empresas familiares. Esto requerirá la colaboración y el diálogo entre expertos en gobernanza, miembros de la familia, accionistas, empleados y otros grupos de interés relevantes. Solo a través de un enfoque colectivo y participativo será posible desarrollar reglas y políticas que reflejen los valores y metas compartidas.
Por ello, el gobierno corporativo en empresas familiares y empresas familiares no puede limitarse a una mera enumeración de reglas. Debe ser un proceso dinámico y en constante evolución, que se apoye en la responsabilidad social como eje central y que busque equilibrar los intereses de la familia con los de la sociedad en su conjunto. Al fomentar una cultura de buen gobierno y sostenibilidad, estas organizaciones podrán convertirse en verdaderos motores de progreso para el tejido industrial y social, contribuyendo positivamente al desarrollo y bienestar de la comunidad que las rodea.
Referencias:
[1] Antoine W. Van Agtmael, vicedirector del departamento de mercados de capitales de la Corporación Financiera Internacional (CFI), del Banco Mundial, usó por primera vez el término mercados emergentes en 1981, proponiendo utilizar esta denominación para estos países en lugar de otras como países en vías de desarrollo. Se caracterizan por tener un rápido desarrollo económico, riqueza en materias primas, gobiernos e instituciones no plenamente consolidados, baja renta per cápita, alta inversión extranjera
[2] https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20090629_caritas-in-veri- tate.html, 2009