En los últimos años, he criticado en numerosas ocasiones la falta de actividad y de ambición de la Comisión Europea, y en particular de la Comisaria responsable de Mercado Interior, Industria, Emprendimiento y Pymes, Elzbieta Bieńkowska, en materia de responsabilidad social de las empresas (RSE). Lamento, profundamente, que se no haya emprendido ninguna iniciativa de peso en estos últimos años y que se eche por tierra el liderazgo que la Unión Europea ha ejercido en la precedente década