Y van ya… ¿cuántas manifestaciones he visto pasar delante mío en mi vida? Por eso me gustó la carta que Margaret McGirr envió al Financial Times y que se publicó en la edición en papel del 25 de febrero. ¡Qué bonito es poder asistir a una manifestación o una marcha, para protestar por algo o pedir algo! Uno se siente, como dice la carta, iluminado por las candilejas, capturado por el fervor de una causa. Es verdad que la convocatoria es ambigua y que a menudo no sabemos qué pedimos o contra qué protestamos, porque “las ideas complejas no encajan en los signos”