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Las elecciones en Holanda han eclipsado las noticias internacionales de esta semana. Cierto es que el futuro de Europa podría haberse trastocado más si el país donde “Global Reporting Initiative” (GRI) tiene su sede hubiera votado por el ultraderechista e islamófobo Geert Wilders. El debate sobre el futuro de Europa sigue en la mesa, pero no se debe pasar por alto los dos últimos movimientos que la Comisión Europea ha tomado y que pueden favorecer el avance de la Responsabilidad Social

El primero es la puesta en marcha de un nuevo instrumento para facilitar que las personas, preservando su anonimato, puedan alertar a la Comisión Europea con respecto a carteles secretos y prácticas restrictivas de la competencia. Los acuerdos sobre precios, la retención de productos o la exclusión de rivales dañan seriamente a la economía, España no es ajena a esto. El año pasado la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) desarticuló nueve cárteles e impuso multas por 227 millones de euros. Pero el 2015 fue más negativo con catorce cárteles desmantelados y multas que ascendieron a los 500 millones.

Los sistemas de denuncia en España, tal y como apunta el informe de Forética “Speak Up. Elevando el tono en integridad empresarial” de 2016, tienen una menor tendencia a permitir el anonimato de las quejas y consultas. Y esto es lo que ahora la Comisión Europea quiere solucionar, con la nueva herramienta se quiere facilitar que los denunciantes aporten más información y del mismo modo permita a la Comisión solicitar aclaraciones y precisiones mediante un sistema de comunicación cifrado. El objetivo final es incrementar la probabilidad de que la información recibida sea suficientemente precisa y fiable para permitir a la Comisión abrir una investigación.

El segundo hito de esta semana ha sido el voto mayoritario del Parlamento Europeo a la propuesta de poner fin al comercio de minerales originarios de zonas de conflicto. Las nuevas normas garantizarán que los minerales utilizados por las industrias europeas se obtengan de manera responsable, sin que los ingresos vayan a parar a manos de grupos rebeldes o beneficien a los conflictos y el terrorismo.

La legislación impulsada por la Comisión Europea y votada el pasado jueves por el Parlamento Europeo impondrá normas sobre diligencia debida para las empresas que importan estaño, tantalio, wolframio y oro. Estos metales y minerales se utilizan en la producción de productos de uso cotidiano, como los teléfonos móviles, los automóviles y las joyas. “Con esta nueva normativa se reducirán el sufrimiento y las violaciones de los derechos humanos, que han acompañado durante demasiado tiempo a este comercio. Unas cadenas de suministro transparentes y responsables tendrán como consecuencia que los ingresos no caigan en manos de grupos rebeldes”,  subrayó la comisaria de Comercio Cecilia Malmström.

Estas normas incluirán hasta el 95 % de las importaciones a partir del 1 de enero de 2021, para entrar en vigor todavía debe ser adoptada formalmente por el Consejo. El punto negativo es que la Comisión no ha incluido al coltán, un mineral esencial también en la fabricación de smartphones o portátiles. La extracción de este mineral es motivo de conflictos geopolíticos, principalmente en el Congo.

@ignaciocayetan

 

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