En ‘Consejo a los políticos para gobernar bien’ Plutarco recuerda que el Rey de los persas tenia encargado especialmente a uno de sus chambelanes para que, por la mañana, entrara en su habitación y le dijera: “Levántate, mi Rey, y piensa en los asuntos de los que el gran Oromasdes ha querido que tú te ocupes”. Y Plutarco nos cuenta que, más allá de lo que Oromasdes (dios supremo de la antigua religión de los persas) quisiera, “la voz que siempre le dice y recomienda esto resuena dentro del gobernante instruido y sabio”.