Los objetivos de Desarrollo Sostenible son la hoja de ruta de gran parte de las empresas en todo el mundo. Alcanzar las metas propuestas en la Agenda 2030 se ha vuelto primordial para muchas compañías. Sin embargo, en nuestro país parece ser que muchas empresas olvidaron que los Derechos Humanos son fundamentales para construir un futuro sostenible y, de hecho, son uno de los pilares sobre los que se asienta la Agenda 2030, de cuyas 169 metas, 156 están incluidas dentro de los tratados internacionales de derechos humanos.
El último estudio de la Red Española del Pacto Mundial “Comunicando el Progreso 2020: una llamada a la acción sostenible y al reporte empresarial” advierte que, aunque parezca paradójico, a pesar de que más de un 85% de las empresas españolas afirma estar trabajando en los ODS, en lo que respecta a la implementación de evaluaciones y políticas en derechos humanos por parte de las empresas españolas, el balance no es para nada positivo. La investigación advierte que pese a que son ya muchas las empresas del IBEX35 que disponen de una política específica de derechos humanos (71%), entre las empresas españolas adheridas al Pacto Mundial, este porcentaje cae hasta el 18%. Un dato que dista mucho de sus homólogas en otros bloques como la política de no discriminación, abordada por el 80% de las empresas, o la medioambiental, llevada a cabo por un 60% de las consultadas.
Es paradójico ya que, como afirmamos previamente, los Derechos Humanos son centrales para alcanzar las metas de desarrollo sostenible propuestas por Naciones Unidas. El estudio realizado por la Red Española del Pacto Mundial explica que la brecha que existe entre el trabajo en el bloque de derechos humanos y otras áreas de la sostenibilidad, y más concretamente el marco de los ODS, puede deberse en primera instancia a que, mientras que la Agenda 2030 ha calado en mayor medida entre el tejido empresarial español, no ha ocurrido lo mismo con los Principios Rectores de Empresas y Derechos Humanos de la ONU. Implementar los Principios Rectores debe ser un eje clave en la estrategia de ODS de cualquier empresa, ya que mitigar los riesgos e impactos que se detecten en materia de derechos humanos con todos los grupos de interés puede traducirse en contribuciones de gran magnitud a la Agenda 2030.
Otro punto importante que destaca la investigación es que la evaluación de impacto ha de ir más allá de la propia organización y también aplicarse a los proveedores. En este sentido, las pymes deberían tener especial atención tanto en lo que se refiere a la gestión de su cadena de suministro, como a la hora de postularse como proveedor de otras empresas. En este aspecto, la evaluación de impacto a proveedores en el IBEX35 ha crecido un 14% hasta el 77%, y en el caso del conjunto de las empresas españolas adheridas al Pacto Mundial no sobrepasa el 17%.
Para mejorar estos aspectos el documento propone dos vías posibles y complementarias: por un lado, la formación continua de todos los empleados y por el otro la puesta en marcha de canales o buzones de reclamación sobre derechos humanos. Sobre este último punto, según la consulta, el 29% de las empresas españolas adheridas al Pacto Mundial disponen de este tipo de herramientas, un 7% más que en el ejercicio anterior. Las empresas del IBEX35 elevan este porcentaje al 69% de los casos.
Ha habido avances y eso es innegable. Las empresas cada vez más toman consciencia de la importancia de los Derechos Humanos para el desarrollo de su actividad, sin embargo, el camino es largo y aún queda mucho por recorrer. En general, a pesar de las mejoras contempladas, el análisis realizado por la Red Española muestra que todavía queda mucho trabajo por hacer para poner en marcha una gestión óptima y un control eficiente de los derechos humanos en las empresas. Si no logramos que se garantice el respeto a los derechos humanos por parte del sector empresarial no podremos alcanzar un planeta y sociedades más justas inclusivas y sostenibles.