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El pasado 10 de diciembre se celebró el 72 aniversario de la declaración de los derechos humanos bajo el lema “Una mejor recuperación: defienda los derechos humanos”. Este año, la conmemoración de esta fecha está relacionada con la pandemia de la COVID-19 y se centra en la necesidad de construir sociedades más justas e igualitarias, enfocadas en la garantía de los derechos humanos como la base de la recuperación. En este especial contexto, Naciones Unidas ha querido poner el foco en la importancia de los derechos humanos para la construcción del nuevo mundo que queremos. La tan nombrada nueva normalidad puede ser construida desde la solidaridad, la interconexión y los valores primordiales que nos unen como humanidad.

Los derechos humanos son indispensables para la reconstrucción de nuestras sociedades tras la arrasadora pandemia que ha marcado el 2020. Además, estos son la base de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), ya que, sin la dignidad humana, no tendríamos la esperanza de impulsar el desarrollo sostenible. Se trata de un vínculo indisociable: el progreso en todos los ODS impulsa los derechos humanos, al igual que los progresos en los derechos humanos impulsan estos objetivos de la Agenda 2030.

La reconstrucción del mundo actual tras la llegada del coronavirus depende de nosotros. Una reconstrucción en la que el sector empresarial juega un papel vital ya que el motor económico global tendrá que reflotar la economía sobre pilares más sólidos que no sólo aseguren la resiliencia del sistema, sino que, además, blinden los DD.HH. y prevengan las desigualdades, la exclusión y la discriminación arraigadas, sistemáticas e intergeneracionales.

Sin dudas esto ya era una necesidad previa a la llegada de la pandemia, pero hoy se vuelve más importante que nunca. Estos pilares de la reconstrucción deberán basarse en los Diez Principios del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible y en especial en la garantía que puedan hacer las empresas sobre los derechos humanos. 

En la víspera del décimo aniversario de los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las empresas y los derechos humanos, que se celebrará en junio del 2021, La Red Española del Pacto Mundial ha realizado un análisis del trabajo que están realizando las empresas en materia de derechos humanos. Según la Consulta Empresarial realizada durante 2020, la gestión responsable de la cadena de suministro y el trabajo en derechos humanos son aspectos poco trabajados por las empresas españolas. En este sentido, la investigación muestra que solo el 8% de las empresas consultadas evalúa sus impactos en derechos humanos, el 15% incorpora en los contratos con sus proveedores cláusulas contractuales en materia de sostenibilidad y únicamente el 20% evalúa a sus proveedores bajo criterios sociales. Estos porcentajes se reducen considerablemente al enfocar el análisis en empresas de menos de 250 empleados/as.

Según las conclusiones recogidas en este proceso integral de consulta, se destaca como motivos principales la falta de información y conocimiento sobre la problemática a nivel país y el desconocimiento sobre como aterrizar el ámbito a las acciones del día a día de las organizaciones. Desde la Red Española del Pacto Mundial en respuesta a las dificultades que tienen las empresas para implementar acciones en esta área, ofrecen una importante herramienta a través del documento Empresas y Derechos Humanos: acciones y casos de éxito en el marco de la Agenda 2030 , el cual propone una serie de acciones, indicadores y ejemplos prácticos para materializar el compromiso empresarial en cada uno de los derechos recogidos en la Carta internacional de los derechos humanos.

A modo ilustrativo, en el caso del derecho a la alimentación, se ofrecen varias acciones como “Establecer medidas para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos a través de toda la cadena de valor, y encontrar maneras de redistribuir el exceso de alimentos” junto a indicadores GRI como el “Contenido 413-2. Operaciones con impactos negativos significativos –reales y potenciales– en las comunidades locales” y además se ponen ejemplos de compromisos cuantificables como “Alcanzar un 80% de la producción con certificado de agricultura ecológica en 2025.”

Alcanzar los objetivos propuestos por la Agenda 2030 está estrechamente ligado a los derechos humanos, por lo que evitar impactos sobre los derechos en la cadena de valor y con los grupos de interés puede ser sinónimo de importantes contribuciones a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Resulta alarmante advertir que los últimos análisis revelan que, mientras la contribución a los ODS ha ido en aumento, por el contrario, el trabajo en derechos humanos se ha estancado y esto es inadmisible. 

No podemos olvidar que la pandemia nos ha dejado enseñanzas sobre cómo ordenar nuestras prioridades. Defender la vida y los Derechos Humanos no puede estar al final de la lista. El mundo que queremos, ese que está reflejado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es un mundo que respeta los derechos tanto de las personas como del planeta y por ello no podemos dejar de luchar por los mismos. Debemos levantar la bandera de lucha por los derechos humanos para que sean uno de los ejes principales de la reconstrucción post COVID-19, hacerlo depende de nosotros y ya no hay tiempo que perder.

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