Conocí a Jordi en una fiesta sorpresa que le preparó su entonces esposa Esther en un restaurante llamado La Dichosa. Recuerdo lo que comimos, recuerdo lo que bebimos. Recuerdo las risas que compartimos y recuerdo que la segunda vez que nos vimos ya me tenía en estima. A La Dichosa volvimos en otra ocasión con él, no mucho tiempo más tarde de la primera vez. A la salida, nos hizo una foto preciosa a Orencio y a mí, que cuelga de nuestra nevera y que siempre miro con cariño, porque captó un sentimiento precioso entre nosotros, porque estábamos muy guapos y jóvenes y porque la hizo Jordi.