Este texto es, por tanto, una ciclogénesis de cariño compartido.
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Jordi apreciaba la vida, veía el vaso medio lleno, y aunque el vaso se vaciase seguía llenándolo al tiempo.
Jordi risa resonante, y palabras malsonantes. Jordi, sonrisa voraz, empático y fulminante.
Jordi pasó como un ángel teñido de circunstancias. Jordi dolor, Jordi sueños, Jordi vida, Jordi alma.
Desvergonzado y sagaz, niño y tejedor de redes, Jordi amigo, espiritual, alineador de intereses.
Jordi expansivo y leal, visionario y generoso, irreverente, mordaz, sincero y respetuoso.
Soñador empedernido aunque soñó a ras de suelo, el gran Jordi es expansivo, es amigo y compañero.
Agitador de las masas, implacable ante injusticias, siempre fiel a sus principios, tolerante y humanista.
Fue valiente y perspicaz, leal hasta el despropósito. Jordi exceso de bondad, Jordi extremo y valeroso.
Jordi rebelde con causa, cercano, coherente, puro, creyente en el ser humano aún con sus claroscuros.
Ave fénix, luchador, alegre y desenfadado, no siempre de buen humor, mas nunca malhumorado.
Canalla y enfant terrible, feminista y zalamero. Terminaba sus mensajes con un sonoro “te quiero”.
De su peli fue el guionista y siempre el protagonista, excelente periodista, conversador idealista.
Socarrón e inteligente, valiente y siempre presente, dio la primera en la frente, budista e independiente, fue constante y trascendente, de corazón sonriente, atrevido y resiliente.
Genio y figura, alma libre, transparente y activista, auténtico y liberal, Jordi corazón de artista.
Un único, un diferente, auténtico y buena gente, divertido, irreverente, y a veces intransigente.
Perspicaz y emprendedor, como pocos bien cercano, original trovador, sencillo, amable y humano.
Tus MAJ guardan tu memoria, pero no dicen adiós. En todas estas palabras queda el brillo de tu voz. Son las palabras robadas, el sentir de un compañero. Hasta más ver, vuela alto. Fuiste un amigo. Te quiero.