Aunque son dos palabras cuya relación directa no debería ser cuestionada, o al menos eso nos dicta el sentido común, la realidad es muy distinta. Según los datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el mundo hay 780 millones de hombres y mujeres que trabajan pero que no ganan lo suficiente para superar el umbral de pobreza de 2 dólares al día.
El trabajo decente es el 8º objetivo de la Agenda 2030 y su finalidad es “promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”. Además, en palabras de Guy Ryder, director general de la OIT, “aumenta los ingresos fiscales para que los gobiernos puedan financiar medidas sociales dirigidas a proteger a quienes no encuentran un empleo o no pueden trabajar”.