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Recuperación sostenible: la justicia social y el trabajo decente en el centro

Lo peor de la pandemia ya pasó. Ahora toca el momento de la reconstrucción, pero ¿Cómo hacerlo? ¿Qué priorizar?  La mayoría de los Estados se encuentran trazando los lineamientos que orientarán la acción de cara a la recuperación de sus sistemas políticos y económicos. En este contexto, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hace un llamamiento a la acción, que define un programa de recuperación completo. Este ha sido adoptado por unanimidad en junio de 2021 por los Estados miembros de la OIT, en representación de los gobiernos, las organizaciones de trabajadores y de empleadores.

Concretamente, las y los delegados de 181 países que representan a los gobiernos, trabajadores y empleadores en la Conferencia Internacional del Trabajo  (CIT) han adoptado por unanimidad un Llamamiento Mundial a la Acción para una recuperación de la COVID-19 que ponga el eje en las personas, que dé prioridad a la creación de empleos decentes para toda la ciudadanía y aborde las desigualdades causadas por la crisis. Este llamamiento esboza un programa exhaustivo y compromete a los países a garantizar que su recuperación económica y social de la crisis sea "totalmente inclusiva, sostenible y resiliente".

La Declaración ofrece a los países una visión positiva sobre cómo pueden construir mejor para el futuro y propone una hoja de ruta para tal fin. Acelerar la aplicación de la Declaración a través de medidas que incrementen su visibilidad y aumenten las inversiones debe convertirse en una prioridad esencial de las políticas públicas, la acción de las empresas y la cooperación internacional. Estas recomendaciones toman como base la Declaración del Centenario de la OIT para el Futuro del Trabajo y ofrece una vía para acelerar la aplicación práctica de la Declaración mediante la mejora de las políticas y las inversiones que apoyan una recuperación de base amplia y plenamente inclusiva. Asimismo, insta a los responsables políticos a tomar medidas urgentes y coordinadas en cooperación y   solidaridad internacionales para garantizar un acceso global e igualitario a las vacunas, los tratamientos y las medidas preventivas en el plano sanitario.

El acuerdo incluye dos conjuntos de acciones: en primer lugar, abarca las medidas que deben adoptar los gobiernos nacionales y sus "interlocutores sociales" empresariales y sindicales, para lograr una recuperación rica en empleo que refuerce sustancialmente las protecciones sociales y de los trabajadores y apoye a las empresas sostenibles. En este apartado, los Estados se compromenten a abordar las dimensiones mundiales de la crisis a través de una mayor cooperación internacional y regional, la solidaridad mundial, y la coherencia de las políticas en los ámbitos económico, social, ambiental, humanitario y de salud, de modo que todos los países puedan superar la crisis y acelerar los progresos para dar cumplimiento a la Agenda 2030, el Acuerdo de París relativo a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la Agenda de Acción de Addis Abeba de la Tercera Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo.

Asimismo, se comprometen a situar el objetivo del empleo pleno, productivo y libremente elegido y el trabajo decente, las necesidades de las personas más vulnerables y más afectadas por la pandemia, y el apoyo a las empresas sostenibles, el empleo y los ingresos en el núcleo de estrategias con una perspectiva de género, destinadas a construir mejor para el futuro después de la crisis y adaptadas a situaciones específicas, teniendo plenamente en cuenta las circunstancias y las prioridades nacionales, entre otras cosas trabajando para: el crecimiento económico y empleo inclusivos; la protección de todos los trabajadores; la protección social universal y el diálogo social.

En segundo lugar, un conjunto de acciones que abarca la cooperación internacional y el papel de las instituciones multilaterales, incluida la OIT, con el objetivo de aumentar el nivel y la coherencia de su apoyo a las estrategias nacionales de recuperación de la pandemia "centradas en las personas". Subrayando la importancia del multilateralismo, en particular a la hora de abordar los efectos de la crisis de la COVID-19 en el mundo del trabajo, la OIT estrechará la cooperación con las organizaciones y los procesos multilaterales y regionales pertinentes con miras a dar una respuesta global firme y coherente en apoyo de las estrategias nacionales de recuperación.

Además, el organismo internacional colaborará con otras instituciones multilaterales con miras a organizar un gran foro de políticas, cuyas modalidades deberá determinar el Consejo de Administración, como medio para articular una respuesta global firme y coherente que ayude a los Estados Miembros a poner en práctica estrategias de recuperación centradas en las personas que sean inclusivas, sostenibles y resilientes, en particular mediante iniciativas  conjuntas y acuerdos institucionales reforzados entre las organizaciones internacionales y regionales

Así, la OIT insiste en su mandato de "justicia social y trabajo decente", casi como un mantra. De este modo, respalda el diseño y la aplicación de estrategias de recuperación que no dejen a nadie atrás, incluso reforzando la cooperación con otras instituciones del sistema multilateral. Guy Ryder, Director General de la OIT, expuso sobre el acuerdo: "La creación de una recuperación que sea inclusiva, sostenible y resiliente debe convertirse en una de las principales prioridades de las políticas públicas. Esta resolución ofrece un camino claro y completo que permitirá a los países convertir en acciones concretas la aspiración moral y política de no dejar a nadie atrás".
 

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