El informe "Un paso decisivo hacia la igualdad de género: Para un mejor futuro del trabajo para todos" de la OIT desvela que las diferencias de género relacionadas con el trabajo no han experimentado una mejora significativa durante 20 años, pero insiste en que las soluciones son evidentes

En 1919, la OIT adoptó los primeros convenios sobre las mujeres y el trabajo. Un siglo después, las mujeres son una fuerza en el mercado de trabajo, superando barreras que en otra época se habrían considerado imposibles. Se han realizado grandes progresos en el último siglo para las mujeres en el trabajo pero no hay margen para la complacencia. Los avances para cerrar las brechas de género se han estancado, y en algunos casos se observa un retroceso. 

Se ha asistido a tímidos pasos graduales en el entorno laboral para que las mujeres ya no estén rezagadas con respecto a los hombres, puede ser una realidad, pero es necesario dar el gran salto, desvela un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT): Un paso decisivo hacia la igualdad de género: Para un mejor futuro del trabajo para todos. Será publicado en el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo. 

El informe es el resultado de cinco años de trabajo en el marco de la Iniciativa del centenario relacionado con las mujeres en el trabajo. Manuela Tomei, Directora del Departamento Condiciones de Trabajo e Igualdad de la OIT, afirmó que “Tenemos que hacerlo realidad, y el informe nos indica el cambio a seguir". 

¿Qué conclusiones se extraen del informe?

De este informe se hace una lectura profunda del panorama actual de la mujer en el trabajo, en cuanto a la ocupación laboral, en los últimos cinco años, la diferencia entre las tasas de empleo de los hombres y las mujeres ha disminuido menos de dos puntos porcentuales. En 2018, las mujeres tenían 26% menos de probabilidad de trabajar que los hombres. 

Además, entre 2005 y 2015, “la penalización profesional de la maternidad”, la diferencia entre la proporción de mujeres adultas con hijos menores de seis años que trabajan frente a las mujeres sin hijos, aumentó significativamente, en un 38%. Existe además una “penalización de la maternidad en términos de liderazgo”, solo 25% de los gerentes con hijos menores de seis años son mujeres. La proporción de mujeres en cargos directivos aumenta a 31% cuando no tienen hijos pequeños. 

Otros datos relevantes sobre los puestos más altos apuntan a que las mujeres siguen estando poco representadas en los mismos, una realidad que desgraciadamente no ha presenciado gran cambio a lo largo de estos últimos 30 años. Menos de una tercera parte de los directivos son mujeres, a pesar de que suelen tener un nivel de educación más alto que sus compañeros hombres. La educación no es la causa principal de tasas de empleo más bajas y salarios inferiores de las mujeres, más bien se debe a que las mujeres no reciben los mismos dividendos de la educación que los hombres. 

También, la diferencia de remuneración entre hombres y mujeres permanece en un 20% a nivel mundial. Las madres experimentan una "penalización salarial relacionada con la maternidad" que las perjudica a lo largo de su vida laboral, mientras que los padres se benefician de una prima salarial. 

Con estas cifras vemos que efectivamente no hay margen para la complacencia, Manuela Tomei señala que  “Diversos factores obstaculizan la igualdad en el empleo y el que desempeña el papel más importante es el cuidado de los niños”, en los últimos 20 años la cantidad de tiempo que las mujeres dedican al cuidado y al trabajo doméstico no remunerado apenas ha disminuido y el tiempo que le dedican los hombres ha aumentado solo en ocho minutos al día. A este ritmo, serán necesarios más de 200 años para alcanzar la igualdad en el tiempo dedicado al trabajo de cuidado no remunerado”.

¿Cuáles son las recomendaciones?

El informe presenta las leyes y las prácticas que están cambiando esta dinámica, para una distribución equitativa del cuidado dentro de la familia, y entre la familia y el Estado. “Cuando los hombres comparten el trabajo de cuidado no remunerado de manera más equitativa, encontramos un mayor número de mujeres en cargos directivos”, agregó Manuela Tomei. 

Además se pueden extraer conclusiones derivadas de datos en “tiempo real” recopilados por la red profesional LinkedIn en más de cinco países, que abarcan 22% de la población empleada en el mundo en tres regiones diferentes. Algunas de estas conclusiones fueron que mujeres que poseen competencias digitales representan solo entre una tercera y cuarta parte de los miembros de LinkedIn con esas competencias. Sin embargo, también reveló que las mujeres que llegan a cargos de dirección lo hacen más rápido, más de un año antes que sus colegas hombres. 

Finalmente, el informe recomienda vivamente un futuro del trabajo donde todos podamos dedicar más atención a los otros, con tiempo para el cuidado y políticas y estructuras de cuidado inclusivas. Un futuro del trabajo más solidario también significará una importante fuente de empleo. 

“Solo lograremos el futuro del trabajo con justicia social que necesitamos cuando aceleremos la toma de medidas para mejorar el progreso en la igualdad de género en el trabajo. Ya sabemos lo que hay que hacer”, afirmó el Director General de la OIT, Guy Ryder. “Necesitamos implementar una agenda transformadora que incluya el cumplimiento de leyes y normas, que quizás tendremos que revisar, respaldadas por la inversión en servicios que establezcan condiciones de igualdad para las mujeres, como cuidado y protección social, y un enfoque más flexible tanto para las horas de trabajo como para las carreras profesionales". 

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