Cada hora del día, 317 personas en todo el mundo fallecen por enfermedades o accidentes relacionados con el trabajo, lo que supone 2,78 millones de personas al año, según las cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que estima que, además, estos accidentes y enfermedades laborales tienen un impacto anual de casi el 4% en el Producto Interior Bruto (PIB) mundial.
Reducir estas escandalosas cifras es el objetivo de la Organización Internacional de Normalización (ISO) con la publicación del estándar ISO 45001 (Occupational health and safety management systems - Requirements with guidance for use). Sus pilares son liderazgo, compromiso y participación de todos los niveles y funciones de la organización.
Entre sus principales mejoras, refuerza el Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo en la estrategia general de negocio de las organizaciones, así como el liderazgo de la alta dirección. Según subrayan desde AENOR, pone más énfasis en el contexto en el que trabaja la organización y en la gestión de sus riesgos; no sólo limitado al efecto negativo de la incertidumbre, sino también para aprovechar el conjunto de circunstancias que pueden conducir a la mejora del desempeño (oportunidades). Y se refuerza la demostración del cumplimiento de los requisitos legales y otros que la organización suscriba, así como el desarrollo de indicadores para demostrar la mejora continua. Igualmente, se enfatiza la participación de los trabajadores en todos los niveles de la organización.
Esta norma, cuya aplicación es voluntaria, está destinada para aplicarse a cualquier organización independientemente de su tamaño, tipo o actividad y es certificable por una tercera parte independiente. Algunas de las principales ventajas son, además de disminuir la siniestralidad laboral, aumentar la productividad, lo que se traduce en beneficios económicos; reducir el absentismo laboral y la tasa de rotación del personal; disminuir los incidentes adversos en el lugar del trabajo; reducir el coste de las primas de seguros; fomentar una cultura de salud y seguridad preventiva, implicando a los empleados para que desempeñen un papel activo; facilitar el cumplimiento de con las obligaciones legales, mejorar la imagen y reputación de las organizaciones e incrementar la confianza de los empleados.