En la actualidad, la Inteligencia Artificial (IA) ha dejado de ser un concepto futurista para integrarse plenamente en nuestro día a día, con la capacidad de influir en nuestra vida de múltiples maneras. Su presencia se manifiesta en diversas aplicaciones que, aunque prometen facilitar la existencia humana, también han revelado desafíos significativos. Por ejemplo, las aplicaciones de IA en la toma de decisiones automáticas en ámbitos como el financiero o judicial pueden reflejar y perpetuar desigualdades existentes en los datos si no se manejan con cautela. Por tanto, es necesario un debate sobre cómo debe ser dirigida la implementación de la IA en diferentes esferas, enfatizando la urgencia de abordar los dilemas morales que esta tecnología emergente plantea en nuestra sociedad contemporánea.