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El Día Internacional de la Educación puso el foco en la inteligencia artificial y su impacto en el aprendizaje. Mientras la UNESCO aboga por su uso responsable y equitativo, 251 millones de niños y jóvenes siguen sin acceso a la educación en el mundo. ¿Cómo lograr que la tecnología sea una aliada sin aumentar la brecha educativa?
Inteligencia Artificial y educación, ¿revolución o riesgo?

Cada 24 de enero, el mundo celebra el Día Internacional de la Educación, una fecha clave para reflexionar sobre los avances y desafíos del acceso a la enseñanza. Este año, la UNESCO ha centrado la conmemoración en las oportunidades y retos que plantea la inteligencia artificial (IA) en el ámbito educativo, destacando su capacidad para transformar la enseñanza, pero también alertando sobre los riesgos de un uso desregulado.

El Secretario General de la ONU, António Guterres, enfatizó en su mensaje la importancia de la educación como derecho humano fundamental y motor del desarrollo social y económico. "La IA ofrece grandes posibilidades para mejorar el aprendizaje, pero su desarrollo debe mantener la agencia humana y los derechos humanos en el centro", advirtió.

La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, reforzó esta idea, haciendo un llamado a los gobiernos para invertir en formación tanto de docentes como de estudiantes, garantizando un uso ético y beneficioso de la tecnología en las aulas. "Para que la IA sea una aliada y no una amenaza, debe complementar la enseñanza y no sustituir la interacción humana", señaló Azoulay.

Sin embargo, la IA no es la única preocupación en el ámbito educativo. A pesar de los compromisos internacionales y los avances logrados en las últimas décadas, la desigualdad sigue siendo un problema alarmante. Según datos recientes de la UNESCO, 251 millones de niños y jóvenes continúan sin escolarizar en el mundo, afectados por factores como la pobreza, el género, el origen social o los conflictos.

Otro reto clave es la falta de regulación clara sobre la IA en las aulas. Una encuesta de la UNESCO realizada en 2023 reveló que solo el 10% de las instituciones educativas cuenta con un marco normativo para su implementación. Además, el uso de la tecnología en la educación varía según el contexto económico: en países de ingresos altos, más de dos tercios de los estudiantes de secundaria ya utilizan herramientas de IA para sus estudios, mientras que en regiones con menor acceso digital, su implementación es mínima.

En paralelo, crece la preocupación por la seguridad y bienestar de los alumnos en las instituciones educativas. Un estudio reciente de la UNESCO expone que uno de cada tres estudiantes ha sido víctima de agresiones físicas en el entorno escolar y que el ciberacoso va en aumento.

Ante este panorama, expertos en educación y derechos humanos insisten en la necesidad de políticas públicas inclusivas que aborden tanto el acceso equitativo a la educación como la regulación del uso de la IA en las aulas. Garantizar un aprendizaje de calidad y seguro para todos sigue siendo un desafío global que requiere acción urgente.

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