Valencia llora. Llora sus muertos, llora sus desaparecidos, llora sus hogares destruidos, llora unas vidas inundadas por la desgracia y también llora sus calles rotas, sus vecindarios devastados, sus lugares habituales y comunes inaccesibles o desaparecidos. El ser humano es un ser en el mundo, dijo Heidegger, necesita encontrar en el mundo los espacios, las posibilidades, las interacciones, las actividades que aporten un significado a su existencia. Cuando esto no ocurre siente un vacío, un desamparo, una soledad que asola.