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Las Zonas de Bajas Emisiones y los retos a los que nos enfrentamos

Las ciudades se preparan para establecer Zonas de bajas emisiones (ZBE). Unas zonas que tienen como objetivo reducir las emisiones causantes de la contaminación del aire, mitigar el cambio climático y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Sin embargo, estas medidas también tienen un impacto en las organizaciones que operan en dichas zonas y también en los ciudadanos ¿Cómo nos van a afectar las ZBE como empresas y a título personal?, ¿podremos acceder a estas zonas?, ¿qué podemos hacer para adaptarnos a los nuevos escenarios?... son algunas de las preguntas que más están surgiendo. Pero falta la pregunta más importante ¿son necesarias?

La lucha contra el cambio climático y la transición energética son temas cada vez más relevantes en la sociedad. Por otra parte, las ciudades son hoy en día los escenarios que concentran más población, superando el 75% en España, y que representan más del 60% del total de emisiones de CO2 mundiales. Es por ello, que, las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), establecidas en la ley de Cambio Climático y Transición Energética, son una herramienta clave para alcanzar los objetivos ambientales relacionados con las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), pero también mitigar el impacto de otras emisiones perjudiciales para el ser humano y el medio ambiente.

Y es que, no debemos de olvidar que solo en España las emisiones de gases de efecto invernadero en 2022 aumentaron un 5,7% más que en 2021, según el Observatorio de Sostenibilidad.

Por otro lado, la calidad del aire y el ruido son otros dos factores críticos que afectan a la salud humana además de al medio ambiente, con efectos adversos muy significativos sobre la calidad de vida y el bienestar físico y mental de las personas y resto de seres vivos. Factores con una mayor incidencia en los centros urbanos y con efectos perjudiciales a los que los niños, las personas mayores y las personas con enfermedades respiratorias son más vulnerables.

Y en este escenario, el transporte suele ser la fuente principal de los tres factores, fundamentalmente en las ciudades. Datos que evidencian la necesidad de establecer ZBE, y que justifican por qué desde el 1 de enero entró en vigor la obligatoriedad de establecer Zonas de Bajas Emisiones en más de 150 municipios españoles. Áreas urbanas designadas para reducir las emisiones de contaminación del aire, la contaminación acústica y mitigar el cambio climático, pero sobre todo, mejorar la salud de los ciudadanos y la calidad de vida en las ciudades.

Pero, ¿cómo las ZBE conseguirán estos objetivos?

El Real Decreto por el que se regulan las ZBE establece que se han de diseñar contemplando un alcance representativo de la ciudad. En dichas áreas, se ha de impulsar un cambio modal hacia medios de transporte más sostenibles e inclusivos, restringiendo la circulación y estacionamiento de vehículos, según su potencial contaminante, priorizando la movilidad activa y el transporte público, recuperando espacio público y promoviendo la eficiencia energética. De esta forma, se contribuirá a los objetivos ambientales, se conseguirá la pacificación del tráfico, la mejora de la seguridad vial, además de la mejora de la salud de la ciudadanía y la calidad de vida urbana.

Y aunque el Real Decreto establece los requisitos mínimos y busca la máxima coordinación entre municipios para facilitar la implantación y estandarización, cada municipio será responsable de establecer la ZBE. Unas medidas que afectarán directa o indirectamente a gran parte de la población, ya que el uso de vehículos más antigüos o contaminantes podrá afectar a la capacidad de operar en estas áreas y de las sanciones en caso de incumplimientos. No en vano, como empresas y como ciudadanos generamos movilidad y también dependemos de ella. De ahí que sea necesario colaborar y compartir soluciones disponibles y casos de éxito, para ayudar a una implantación más eficiente y, siempre que sea posible, facilitar una homogeneización de las ZBE a lo largo del territorio español, ya que por ejemplo, solo en la Comunidad de Madrid más de 20 municipios deberán implantar una ZBE en los próximos meses.

De ahí la importancia de iniciativas como TOOLBOX ZBE (zonasdebajasemisiones.com), presentada en la Semana Europea de la Movilidad 2022 y que cuenta con el apoyo del MITMA, la DGT y la Fundación CONAMA, que tiene como objetivo fomentar la colaboración público-privada y facilitar la toma de decisiones para la implantación y mejora de las ZBE. Una plataforma en la que se comparten de forma amena y didáctica, iniciativas y soluciones que ya han sido implantadas en otras ciudades y que aportan beneficios y resultados positivos, normativa relacionada, casos de éxito y las últimas novedades, entre otros contenidos .

Una herramienta viva, al igual que estarán las Zonas de Bajas Emisiones. Ya que tal como establece el real decreto, las ZBE se revisarán en menos de tres años desde su establecimiento y posteriormente cada cuatro años.

Son muchos los retos a los que nos enfrentamos, como ciudadanos y empresas, pero no debemos de olvidar el fin último de estas medidas: además de la protección ambiental, la protección de la salud y calidad de vida, tanto nuestra como de los que nos rodean.

* Este artículo forma parte de la Alianza entre la plataforma Empresas por la Movilidad Sostenible y Diario Responsable. Artículos relacionados:

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