Las expectativas con las que llegamos a Bakú eran altas, quizás muy altas para la situación geopolítica del momento. Una agenda intensa con varias decisiones sobre mitigación, adaptación, y pérdidas y daños. Con diferentes actores implicados y la financiación de la acción climática. Ahora le añadimos la gobernanza de la CMNUCC, que requiere decisiones por unanimidad, ¿Qué podía salir mal?
Como se preveía, la palabra clave de esta cumbre ha sido NCQG. La financiación para la transición justa de los países en vías de desarrollo ha sido el eje sobre el que ha pivotado toda la conversación. Y los países han reaccionado sobre el límite a la urgencia de hacer frente a una crisis climática que ya asola el planeta y demostrar cooperación en un momento crucial en el que se pone en entredicho el multilateralismo.
Como dice el texto aprobado, los planes climáticos presentados por los países (NDC) que son países en desarrollo estiman que requieren entre 5,1 y 6,8 billones de dólares hasta 2030 para su implementación. Pero plantea un objetivo de financiación de hasta, al menos, 1,3 billones de dólares anuales para 2035.
Pero el conflicto ha estado en la contribución anual de los países desarrollados. El viernes, último día de la cumbre, se publicó el primer borrador de texto sobre financiación climática, que incluyó por primera vez una cifra monetaria (200.000 millones año hasta 2030). Este texto generó una desaprobación casi unánime.
Esto desencadeno negociaciones que se prolongaron hasta el sábado. Una jornada caótica, evidenciando la poca capacidad por parte de la Presidencia de la COP de conducir el proceso, en la que los países menos desarrollados (LDC) y la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS) se levantaron de la mesa. “Un no acuerdo es mejor que un mal acuerdo”, estuvieron repitiendo desde el viernes.
La propuesta final de 300.000 millones de dólares acerco a las partes, facilitando el acuerdo. Esta meta se deberá alcanzar a través de una “amplia variedad de fuentes”, incluidos fondos públicos, préstamos de bancos de desarrollo y financiación privada “movilizada” por el gasto gubernamental.
Otra de las claves del acuerdo es que se amplía la base de contribuyentes al acordar que “todos los actores” deben aumentar los fondos de “todas las fuentes públicas y privadas”, dejando también la puerta abierta para aportes “voluntarios” de países en desarrollo que anteriormente no han proporcionado financiamiento climático oficial, como China.
Aunque se ha cerrado el acuerdo, el proceso ha dejado heridas. En el propio plenario se explicitaron posiciones en contra del texto aprobado, destacando India y Nigeria. En todo caso, la aprobación del nuevo objetivo de financiación requiere cumplir y desarrollar los compromisos financieros acordados, y buscar las fórmulas para ampliar las cantidades a través de capital privado asequible y justo para los países en desarrollo.
Si bien el acuerdo alcanzado en la COP29 evita un fracaso inmediato, está lejos de ser un éxito. Debe ser recordada por la incapacidad de llegar a un consenso en relación al Diálogo de los EAU, y la referencia expresa a la manera de avanzar en el abandono progresivo de los combustibles fósiles. Ante la falta de acuerdo, y en un contexto de crisis climática más profunda, las Partes deberán volver a examinar el texto en la COP30 en Brasil.
Desde diferentes fuentes se ha puesto de relieve la enorme influencia de los intereses de los combustibles fósiles, que ha obstaculizado este proceso desde su inicio. Además de las prácticas dilatorias de Arabia Saudí, que incluso llegó a ser acusada de manipular un texto oficial, otras empresas, organismos y países han promovido este proceso.
Antes, en la noche, también se ha aprobado la operativa del artículo 6 del Acuerdo de París en relación con "la implementación cooperativa", lo que implica definir la metodología para poner los mercados de carbono en marcha.
Sin embargo, en otros temas específicos – el Comité de Adaptación, el proceso del próximo Global Stocktake (GST) y el Mecanismo Financiero – se ha convenido reanudar las negociaciones en Bonn, en junio del año que viene.
Como dice Al Gore, “podemos resolver la crisis climática. De lo que hagamos para cumplir los objetivos del Acuerdo de París dependerá de lo que venga después”.
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