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A menudo se evalúa el éxito de una cumbre del clima por los resultados de las negociaciones de los países. Por los acuerdos que se consiguen, que están intrínsecamente unidos a las expectativas creadas a partir de las grandes declaraciones que se realizan alrededor de la cumbre.Es lo suyo. En definitiva, estamos en Bakú para llevar a cabo el desarrollo de los elementos de la agenda global de acción que desarrollan el Acuerdo de París. Es el principal asunto que nos trae a la COP29.
COP29: Entre acuerdos visibles y el poder transformador de las conversaciones informales

Como comentaba el otro día, nuestro acceso al proceso es limitado. No somos negociadores, solo observadores. Pero tenemos la oportunidad de influir en el modelo para que las decisiones vayan en una línea o en otra. Y esto lo podemos hacer de diferentes maneras.

Una, en reuniones específicas solicitadas por nosotros o convocadas por las delegaciones. Por ejemplo, hoy hemos revisado el avance de las negociaciones en la oficina de la delegación española. Dos, acudiendo a las diversas reuniones oficiales, eventos de alto nivel, ruedas de prensa y oros espacios en los que se estructura la agenda de la cumbre, y en los que vas a poder compartir información y demandas. O, simplemente “pasilleando”. Después de varios días hay espacios comunes (las cantinas, los accesos a las oficinas de los países, los autobuses de acceso al recinto) que utilizamos unas y otras personas. Y es fácil compartir espacios con una ministra, con un consejero y con los jefes de delegación.

Nosotros proponemos la implementación con ambición del Acuerdo de París. Buscamos en esta cumbre que la agenda de mitigación no sea absorbida por el objetivo de financiación y el objetivo global de adaptación (los ya famosos NCQG y GGA). Otros buscan exactamente lo contrario, frenar la acción climática. Es un secreto a voces que Arabia Saudí está utilizando todo tipo de estrategias dilatorias en las mesas de negociación de la cumbre. Y también en los pasillos.

Un informe de la coalición Kick Big Polluters Out (KBPO) señala que, al menos 1.770 representantes de la industria de los combustibles fósiles participan en la cumbre de Bakú. En realidad, son una gran delegación, solo superada por Azerbaiyán (más de 2.000 miembros), la de Brasil y la de Turquía.

Pero cada cumbre también es un momento en el que muchos de los promotores de la sociedad neutra en carbono que necesitamos para no sobrepasar el límite del 1,5 ˚C se reúnen e interactúan. Proceden de todo el planeta y se  de muy diversos sectores. Funcionarios públicos y decisores políticos en el ámbito local, trabajadores en empresas, militantes de ONG, investigadores, periodistas, o miembros de organizaciones de base y colectivos indígenas.

Nos contamos nuestros proyectos, conocemos otras iniciativas, ponemos forma humana a personas que veíamos en una pantalla, copiamos y diseñamos nuevas ideas.

Nuestra jornada en la COP29 ha generado muchas conversaciones en el día de hoy: hemos conversado con una representante chilena de la Organización Internacional para las Migraciones de NNU, con varios representantes de la Oficina Española de Cambio Climático, con representantes de diferentes grupos ecologistas, con la directora de una organización que promueve la responsabilidad social en el sector empresarial chileno, con una periodista argentina que lidera un grupo de profesionales latinoamericanos de diferentes países, con responsables de sostenibilidad de dos empresas del Ibex 35, con el UN Climate Change High-Level Champions de la COP25 celebrada en Madrid, con una de las responsables de Race to Zero, con una española que trabaja en el órgano de transparencia de la CMNUCC, con dos senadores españoles y un eurodiputado…

Esto también es una cumbre del clima. Estos resultados son menos comunicables, no producen notas de prensa ni contenidos que se publicarán en una página web. Pero estos momentos de intercambio de ideas, papeles, contactos también tienen un gran potencial de transformación. Alguna de esas conversaciones puede ser el acelerante que necesitamos para abordar la emergencia climática.

Y, sobre todo, estas conversaciones generan esperanza. Y contrapeso frente “los malos” que quieren dilatar por ejemplo la agenda de mitigación, retrasando la puesta en marcha de lo aprobado en cumbre de Dubái en el Diálogo de los EAU. Y retrasar la eliminación “progresiva” de los combustibles fósiles o no avanzar hacia su eliminación “total”.

Por todo esto, además del modelo de construcción de los acuerdos a través de un sistema multilateral de consenso, la cumbre del clima es una cita única en la carrera para frenar el cambio climático.

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OpiniónCOP29

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