Apelando a ese espíritu, aprovechamos el transporte de la delegación oficial de las Islas Fiyi, acompañados por un participante senegalés invitado por Canadá y, antes de que finalice la cumbre, integraremos a algunos representantes brasileños con los que compartimos hotel. Es cuestión de tiempo.
Y el trayecto nos permite descubrir uno de los temas fundamentales que se encuentran encima de la mesa de negociación, la manera de abordar la crisis climática en un contexto en el que todavía tenemos una alta dependencia de los combustibles fósiles. En la puerta trasera de la cumbre, y durante muchos kilómetros, avanzamos entre pozos petrolíferos que desde la ciudad no se aprecian.
Y esta es la cuestión fundamental. ¿Somos capaces de llevar a la práctica el mandato de la pasada cumbre del clima y acometer la eliminación progresiva de los combustibles fósiles? ¿Y avanzar hacia el phase out, es decir, la eliminación total de los combustibles fósiles? En Bakú, ni se habla de esta posibilidad. Precisamente, convocada por Colombia, ayer se suspendió una rueda de prensa en la que se iba a reportar sobre los avances del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles. El motivo, una nueva emergencia climática en el país.
Hoy ha terminado la Cumbre de Líderes Mundiales, sin grandes compromisos ni anuncios, aunque con muchas declaraciones que podríamos denominar “inspiradoras”. La más sorprendente, la realizada por el anfitrión, con diversas acusaciones sobre informaciones falsas. De las más comentadas, las del presidente del gobierno español. Pedro Sánchez que destacó que no se debe escuchar “a quienes dicen que la transición es incompatible con el bienestar de las naciones o que es mala para la clase media y trabajadora”. Y destacó la necesidad de que conquistemos la sostenibilidad para evitar las afecciones del cambio climático, como hemos padecido en nuestro país recientemente.
Lo que se ha evidenciado este encuentro es la aparente brecha que existe entre las declaraciones de los “jefes” y las actividades que llevan a cabo posteriormente las delegaciones de los países. Las negociaciones en ocasiones no se enfocan sobre las soluciones que deben, precisamente, poner en marcha los anuncios realizados. Las entrevistas, los corros por los pasillos y salas de reuniones, los encuentros casuales y la participación en las sesiones de trabajo se centran muchas veces en aspectos de procedimiento que alargan los procesos. O directamente los paralizan. En las cumbres del clima se habla mucho, se escucha poco y, a veces, se actúa menos.
Pero, por otro lado, no se puede negar que hay una energía positiva en el ambiente de estas citas. La agenda conjunta del Marrakech Partnership y los UN Climate Change High-Level Champions se ha puesto en marcha para visibilizar y movilizar la acción climática de los actores no estatales. La presidencia de la COP29 comienza a poner en marcha las 14 iniciativas que pretenden avanzar para que los actores estatales, es decir, los países implementen medidas en la senda de ambición climática y no sobrepasar el límite del 1,5 ºC a final de siglo.
No debemos desaprovechar este proceso, y continuar la conversación que se genera durante estas dos semanas para seguir pensando en el clima una vez finalice la COP. Las cumbres del clima no dejan de ser un hito en el camino, y no la meta final, que no es otra que frenar el cambio climático.
A partir de hoy, esperamos que lleguen los resultados a Bakú.
¡Vive la COP29 Bakú #DesdeDentro!
Artículos relacionados:
- "Pues ya estamos en Bakú", Pablo Barrenechea
- "Palabras gruesas y promesas para comenzar la COP29", Pablo Barrenechea