
El informe “Their Future is on the Line: Cost of Inaction on HIV for Children”, difundido por UNAIDS, UNICEF y Avenir Health, señala que aunque la solidaridad internacional y los avances científicos han permitido reducir drásticamente las nuevas infecciones y las muertes asociadas al sida —especialmente entre madres y niños—, esa trayectoria positiva empieza a resquebrajarse. Según detalla el documento, los recortes de financiación iniciados en 2025 ya están afectando a programas esenciales de prevención, tratamiento y cuidados para mujeres embarazadas, lactantes y menores.
Las organizaciones responsables del estudio alertan de que, cada día, nuevas madres contraen VIH durante el embarazo o la lactancia, y demasiados bebés nacen sin acceso a pruebas y tratamientos tempranos. Los gobiernos y las comunidades locales están haciendo todo lo posible para sostener la respuesta, pero, según subraya UNICEF, no pueden hacerlo en soledad.
El análisis incorpora nuevas proyecciones que modelan tres posibles futuros en función del nivel de cobertura de las intervenciones durante los próximos 15 años. En el escenario más optimista, si se alcanzaran los objetivos globales gracias a una financiación suficiente, podrían evitarse 410.000 nuevas infecciones infantiles y 520.000 muertes relacionadas con el sida de aquí a 2040. En un panorama de continuidad, sin avances ni retrocesos significativos, el mundo afrontaría 1,9 millones de infecciones y 990.000 muertes en menores.
El peor escenario, también considerado plausible por UNAIDS debido a los recortes actuales, plantea una reducción del 50% en la cobertura de los programas. Las consecuencias serían devastadoras: 1,1 millones de niños adicionales adquirirían VIH y 820.000 menores más perderían la vida por causas vinculadas al sida en el mismo periodo.
Estas cifras, según enfatiza el informe, no son proyecciones teóricas: reflejan la realidad de muchos países que ya ven debilitada su capacidad de ofrecer servicios esenciales. Sin financiación estable, caerá la prevención de la transmisión vertical, se dificultará el acceso a terapias antirretrovirales para mujeres y niños, y se comprometerán servicios comunitarios de alto impacto.
Desde UNAIDS insisten en que no se trata de un problema tecnológico ni científico: “las herramientas para evitar estas muertes existen desde hace años”. Lo que falta —según recalca el informe— es voluntad política y recursos sostenidos para proteger los avances que costó décadas construir.
Entre las prioridades urgentes, las agencias internacionales señalan la necesidad de mantener una financiación predecible para prevenir nuevas infecciones, blindar los programas dirigidos a mujeres y a población infantil, y reforzar la cooperación global entre gobiernos, donantes, sociedad civil y sector privado. La conclusión, compartida por UNICEF y Avenir Health, es contundente: los niños no pueden ser quienes paguen el precio de la inacción mundial. El rumbo que se decida ahora determinará si el mundo logra avanzar hacia el fin del sida infantil… o si retrocede a cifras que creíamos superadas.