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Europa tiene que afrontar un panorama tan complejo como estratégico: la aplicación de un exigente programa de descarbonización que prohibirá la venta de coches nuevos con motor de combustión (incluyendo los híbridos) a partir de 2035 y su prohibición de circular por el territorio europeo a partir del año 2050.
¿Cuándo cerramos las gasolineras?

Pero… ¿Esta es la primera vez que el transporte debe afrontar un desafío de este tipo? La respuesta es que evidentemente, no. Desde la creación de la rueda hasta los más recientes carros tirados por caballos, la humanidad ha afrontado desarrollos tecnológicos que han supuesto un cambio en su estilo de vida. Pero ¿Qué es lo que hace diferente a este salto tecnológico de los anteriores? Es la obligatoriedad de cumplir unos plazos fijados por los gobernantes y por tanto, obviar el necesario proceso de escucha de las necesidades de la población. Si retrocedemos a finales del siglo XIX o principios del siglo XX, el transporte de mercancías y de personas en las ciudades de Europa y EEUU estaba liderado por los carros de caballos. Posteriormente, con la irrupción del automóvil, este medio de locomoción desapareció en unas pocas decenas de años. Se estima que en el Reino Unido los carruajes y taxis tirados por caballos se remplazaron por automóviles en un plazo de 16 años.

La historia ha demostrado que cuando aparece una tecnología emergente, esta suele terminar por desbancar a otras tecnologías menos eficientes sin necesidad de prohibiciones. Pero si miramos a España… ¿Cuál es la situación actual de esta transición ecológica? Los datos acumulados a cierre de Octubre de 2025 muestran que en España se han matriculado unos 90.000 turismos y comerciales ligeros eléctricos. Por otro lado, si tenemos en cuenta todas las tecnologías (vehículos de gasolina, diesel, híbridos, etc…) el total asciende a algo más de 1.100.000 vehículos. Es decir, que los vehículos eléctricos suponen un poco más del 8% de los turismos y comerciales ligeros del mercado. Es cierto que el crecimiento de los vehículos eléctricos respecto al 2024 es notable, con un incremento de casi el 90%, pero no es menos cierto que el camino hacia una electrificación plena sigue siendo largo y complejo.

Se ha puesto de manifiesto que todavía la tecnología de los vehículos eléctricos en España, no está suficientemente madura para remplazar a los vehículos de combustión en  un sector tan importante en el PIB como es el de la automoción, que supone entorno a un 8% de nuestro Producto Interior Bruto.

 No cabe dudas, que esta transición forzada del vehículo de combustión al vehículo eléctrico tendrá repercusiones para la industria. Tanto es así que el CEO de BMW Oliver Zipse ha puesto en duda la viabilidad de la prohibición de vender vehículos nuevos de combustión en 2035, según el directivo, “esa fecha ya no es realista” añadiendo que esta obligatoriedad de cumplir estos plazos va a generar una contracción masiva del sector del automóvil en Europa. La razón no es sólo el coste actual de los vehículos eléctricos que tiene una diferencia media de unos 10.000 € en tarifa de precios entre un vehículo de gasolina y un eléctrico, sino la dependencia de tecnologías externas y cadenas de suministro vulnerables. Recordemos que Europa sigue dependiendo en gran medida de la importación para componentes claves en los vehículos eléctricos como son las baterías, aspecto que atenta de forma clara a la competitividad europea.

¿Cómo afecta la bajada de competitividad europea en la producción de vehículos eléctricos y la aparición de nuevos competidores chinos en el mercado actual? Según Euronews se estima que se pueden perder hasta 186.000 puestos de trabajo en el sector del automóvil sólo en Alemania y la asociación europea de fabricantes de automóviles (AECC) estima que se podrían perder otros 500.000 puestos de empresas auxiliares del sector automovilístico en toda Europa como consecuencia de este proceso de descarbonización forzada hasta 2035 y del incremento de competencia de los fabricantes asiáticos.

En conclusión, parece que el cierre de las gasolineras y la transición hacia la movilidad eléctrica todavía queda lejos. La historia ha puesto de manifiesto que las tecnologías emergentes no necesitan regulaciones para remplazar a tecnologías menos eficientes. Por otro lado, imponer una ruta de descarbonización forzada para 2035 que no responde ni a las demandas del mercado (los consumidores) ni a las del sector (fabricantes y sector auxiliar del automóvil) va a generar más problemas en España y en Europa que los beneficios que vamos a obtener. Qué la tecnología eléctrica se va a imponer en el sector del transporte, nadie tiene dudas, el problema es cuándo. La fecha del 2035 parece un plazo prematuro para un mercado y un sector que ya han puesto de manifiesto que todavía no es el momento. A finales del siglo XX no fue necesario cerrar abrevaderos ni obligar a la gente a comprar un automóvil, por ello, no parece necesario ni cerrar gasolineras ni obligar a la gente a comprar un vehículo eléctrico un siglo después.

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