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Automatización sostenible y trabajadores de cuello verde: esa extraña pareja

Seguramente os estaréis preguntando, pero de qué me estás hablando. Lo entiendo perfectamente. Muy sencillo. La consultora Deloitte ha acuñado un nuevo término para describir a los profesionales de esta nueva revolución (ya debemos definirlo así porque no sabemos cuántas revoluciones más nos queda por vivir): los trabajadores de cuello verde. Desde ingenieros de componentes eléctricos hasta especialistas en ecodiseño, pasando por técnicos en biodiversidad y expertos en economía circular. Y es aquí donde iniciamos una nueva aventura en la construcción de una IA sostenible, como si de una extraña pareja se tratara: Automatización sostenible y trabajadores de cuello verde…

Hacia una automatización verdaderamente sostenible

La industria tecnológica global está trabajando activamente en soluciones que pueden transformar la automatización verde de promesa en realidad tangible. No se trata de optimismo ingenuo, sino de reconocer los avances concretos que ya están redibujando el panorama.

La revolución de la eficiencia: DeepSeek y los algoritmos del futuro

En enero de 2025, una startup en China llamó la atención mundial al demostrar algo que muchos consideraban imposible: que la inteligencia artificial de alto rendimiento no necesita ser energéticamente voraz. DeepSeek-R1 consume un 75% menos de energía que GPT-4, reduciendo el entrenamiento de 400 MWh a apenas 100 MWh, equivalente a bajar de alimentar 40 hogares durante un año a solo 10. No es una mala métrica.

Lo revolucionario no es solo la cifra. DeepSeek utiliza arquitectura "mixture of experts", activando solo las secciones necesarias para cada tarea específica en lugar de movilizar toda su red neuronal de 671,000 millones de parámetros. Sé que esta parte es más técnica, pero hay que exponer el contexto entero para que se entienda. Solo activa 37.000 millones en cada consulta, optimizando recursos sin sacrificar rendimiento. Ahorra hasta 1.500 toneladas de CO₂ al año mediante algoritmos eficientes y uso de energías renovables.

Como señala el Programa Nacional de Algoritmos Verdes de España, "DeepSeek ha roto el paradigma de que la IA necesita consumir grandes cantidades de energía para ser eficiente". Esta innovación no es un caso aislado: en 2025 hemos visto emerger múltiples modelos que reducen más del 70% del consumo energético respecto a generaciones anteriores, demostrando que eficiencia y rendimiento no están reñidas.

Europa lidera la transición: InvestAI y la infraestructura verde

La Unión Europea no se queda atrás. La iniciativa InvestAI movilizará 200. 000 millones de euros en los próximos años para impulsar centros de datos de IA con criterios de bajo consumo. La nueva Ley de Desarrollo de la nube y la IA establecerá estándares obligatorios de sostenibilidad, incluyendo métricas como el PUE (Power Usage Effectiveness) y el CUE (Carbon Usage Effectiveness).

Estos no son solo documentos que alimentan la amplia legislación europea. Las empresas europeas están obteniendo resultados concretos: la aplicación de IA para optimizar la gestión de grandes centros mediante refrigeración líquida y energía renovable ha permitido reducir el consumo energético hasta en un 30%. El Climate Neutral Data Centre Pact ha fijado metas específicas de eficiencia para 2025 y 2030, con seguimiento obligatorio para grandes empresas bajo la Directiva CSRD.

La explosión del empleo verde: Más de 24 millones de oportunidades

Contrario a la narrativa catastrofista, los números sobre creación de empleo son contundentes. La Organización Internacional del Trabajo proyecta la generación de 24 millones de nuevos empleos verdes a nivel mundial para 2030. En España, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima proyecta entre 430.000 y 522.000 empleos verdes anuales en el periodo 2025-2030.

Y aquí está lo importante: no hablamos de empleos precarios o de baja cualificación. Según ManpowerGroup y Moeve, el 55% de los nuevos empleos requerirán competencias vinculadas a la transición energética, con salarios competitivos. Solo en España se estima la creación de 116.000 empleos vinculados a moléculas verdes en esta década y 181.000 hasta 2040, representando el 11% del empleo total generado en la Unión Europea y Reino Unido.

La gran reconversión: Formación para la nueva economía

La brecha de habilidades es real, pero las respuestas también lo son. España ha lanzado el Hub de Energía Verde, una iniciativa público-privada que reúne a Moeve, Repsol, Endesa, Naturgy, el Club Español de la Energía y ManpowerGroup, con respaldo del Ministerio de Educación. Su objetivo es desarrollar las competencias profesionales necesarias para el cambio, identificando perfiles clave y diseñando programas formativos actualizados.

El programa Empleaverde+ de la Fundación Biodiversidad fortalece competencias y empleabilidad en sectores sostenibles, mientras que iniciativas como SAVIA Green capacitan específicamente a profesionales mayores de 50 años para los nuevos yacimientos de empleo verde. Esto demuestra que la transición puede ser inclusiva: casi un tercio de los trabajadores del sector energético —el 31%— cuenta con estudios de formación profesional.

Transparencia y rendición de cuentas: El nuevo estándar

La Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial de España y el Programa Nacional de Algoritmos Verdes promueven una IA "verde por diseño", donde la sostenibilidad ambiental se incorpora desde la concepción y desarrollo de algoritmos. La Directiva CSRD obliga a grandes empresas europeas a reportar impactos ambientales, incluyendo PUE, CUE y WUE (Water Usage Effectiveness), en línea con la Taxonomía Verde.

Esta transparencia obligatoria significa que las empresas ya no pueden hacer greenwashing impunemente. Los inversores y stakeholders tienen acceso a métricas verificables de consumo energético y emisiones. Iniciativas como el Pacto de Centros de Datos Climáticamente Neutros establecen compromisos de neutralidad climática para 2030, con objetivos intermedios obligatorios para 2025.

Computación cuántica: El siguiente salto

La computación cuántica promete revolucionar nuevamente la eficiencia energética. IBM ha demostrado que su plataforma cuántica puede realizar simulaciones complejas de materiales y moléculas de manera mucho más rápida y eficiente que las opciones clásicas. Si esta tecnología se aplica a la inteligencia artificial, podríamos ver reducciones masivas en la potencia de computación necesaria para entrenar y operar modelos.

La automatización verde puede ser —y está siendo— una aliada genuina de la transición ecológica y una creadora de empleo de calidad. Pero esto no sucederá automáticamente. Los casos de éxito como DeepSeek, el Hub de Energía Verde español, los programas de formación inclusivos y las regulaciones europeas exigentes demuestran que el camino existe.

La clave está en:

1. Escalar las innovaciones: Modelos como DeepSeek muestran que la eficiencia es posible. Necesitamos que esto se convierta en el estándar, no en la excepción.

2. Invertir en formación: Los 200.000 millones de euros de InvestAI deben incluir presupuestos significativos para capacitación y reconversión, no solo para infraestructura.

3. Transparencia obligatoria y verificable: Las métricas de sostenibilidad deben ser auditables, comparables y públicas, con sanciones reales por incumplimiento.

4. Democratización tecnológica activa: Promover código abierto, facilitar acceso a pequeñas empresas y apoyar innovación local en países en desarrollo.

5. Diseño inclusivo desde el origen: Los nuevos empleos deben crearse pensando en la diversidad, la accesibilidad y la justicia social, no como afterthought.

La revolución de la automatización verde ya está en marcha. No será perfecta, no será indolora, pero puede ser justa y sostenible si tomamos las decisiones correctas ahora. Los 24 millones de empleos verdes, los modelos de IA un 75% más eficientes, y los 200.000 millones de euros de inversión europea no son fantasías: son realidades en construcción que muestran que otro futuro es posible.

La automatización verde solo será verdaderamente verde cuando sea justa. Y será justa cuando reconozcamos que la sostenibilidad no es solo un problema técnico que resolver con más eficiencia algorítmica, sino también un desafío político, económico y ético que requiere transformar nuestras prioridades como sociedad.

El futuro sostenible no llegará automáticamente desde los centros de datos optimizados con refrigeración líquida. Se construirá con decisiones conscientes que equilibren innovación tecnológica con justicia social, eficiencia energética con dignidad laboral, y crecimiento económico con regeneración ecológica.

Los ingredientes para el éxito están disponibles: tenemos la tecnología, los recursos financieros, el conocimiento científico y ejemplos concretos de lo que funciona. Lo que necesitamos ahora es voluntad política para escalar las soluciones que funcionan, inversión masiva en formación inclusiva, transparencia obligatoria en métricas de sostenibilidad, y un compromiso colectivo de que la transición no deje a nadie atrás.

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