Publicado el
Un nuevo informe alerta sobre el bajo interés del alumnado de Secundaria y Bachillerato en las carreras científico-tecnológicas, especialmente entre las chicas. La falta de referentes, el escaso acompañamiento vocacional y la ansiedad frente a las matemáticas siguen siendo obstáculos clave para cerrar la brecha de género y asegurar una transición ecológica y digital inclusiva.
La brecha STEM persiste: solo el 3,5% de jóvenes españoles se plantea estudiar tecnología

En pleno auge de la inteligencia artificial y la digitalización de todos los sectores productivos, las y los jóvenes españoles siguen dándole la espalda a las carreras tecnológicas. Así lo revela el nuevo informe del Observatorio STEM de la Fundación ASTI, presentado hoy, 27 de mayo, en la sede de EY en Madrid, que analiza las percepciones del alumnado de entre 14 y 18 años sobre las disciplinas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés).

El dato más preocupante: apenas un 3,5% de los estudiantes de ESO y Bachillerato muestra intención de cursar estudios vinculados a la tecnología, y solo un 14% considera las ingenierías como una opción. Entre las chicas, el desinterés es aún más marcado: apenas un 1,5% se inclina por carreras tecnológicas, y solo un 4% contempla una ingeniería. En contraste, las Ciencias de la Salud son la elección preferida del 36,5% de ellas.

Ansiedad matemática y falta de orientación, un cóctel paralizante

Según el estudio, el 76% del alumnado experimenta algún grado de ansiedad al enfrentarse a las matemáticas, una cifra que evidencia el reto pedagógico que supone enseñar esta materia de manera motivadora. Aunque las chicas presentan mejores resultados académicos generales en las áreas STEM, su autoconfianza es significativamente menor. Solo el 12% de ellas asegura sentirse muy segura con las matemáticas, frente al 19,5% de los chicos.

“El problema no está en las capacidades, sino en el autoconcepto y en la falta de referentes”, subrayan desde la Fundación ASTI. En este sentido, el profesorado juega un papel clave: el 85% del alumnado valora especialmente el conocimiento del docente, su metodología (84%) y su capacidad de motivar (80%) como factores fundamentales para una experiencia de aprendizaje positiva.

A pesar de todo, apenas un 19% del estudiantado afirma haber recibido orientación académica específica sobre estudios STEM, lo que refleja una debilidad estructural en la conexión entre centros educativos, empresas e instituciones.

Lo que mueve a elegir una profesión: felicidad, pasión y salario

El informe también explora qué factores influyen en las decisiones de futuro profesional. Para las estudiantes, los más importantes son la felicidad en el trabajo (87,5%), el interés personal por el área (84,5%) y el nivel salarial (77%). En cambio, cuestiones como tener aptitudes en matemáticas o ciencias (63%), el impacto social de la profesión (44,5%) o el deseo de ser un referente (41,5%) quedan en segundo plano.

Esta jerarquía de valores plantea interrogantes sobre cómo hacer que las STEM se perciban no solo como una vía profesional rentable, sino también como una herramienta transformadora y con propósito en el contexto de la transición ecológica y digital que Europa impulsa a través del Pacto Verde Europeo.

Cerrar la brecha de género para un futuro sostenible

Las cifras apuntan a una brecha de género persistente, no solo en el acceso sino en el interés y la confianza hacia las STEM. Esta distancia entre chicos y chicas en el ámbito tecnológico y científico no solo limita las oportunidades individuales, sino que amenaza con agravar la desigualdad en los empleos del futuro.

Desde el Observatorio STEM, aseguran que “es urgente rediseñar las políticas educativas para despertar vocaciones desde una mirada más inclusiva y sostenible”. Para ello, proponen reforzar la orientación profesional en los centros, visibilizar referentes femeninos en ciencia y tecnología, y adaptar la enseñanza de las matemáticas y ciencias a nuevas metodologías que reduzcan la ansiedad y aumenten la motivación.

El informe completo puede consultarse en www.observatoriostem.com, donde se recoge también el trabajo de investigación impulsado por la Fundación ASTI junto a un equipo de expertos en educación y tecnología.

En un contexto de transformación ecológica y digital, donde la innovación será clave para enfrentar la crisis climática y los nuevos desafíos productivos, apostar por una educación STEM equitativa y atractiva es más que una necesidad: es una inversión en el futuro.

 

¡Comparte este contenido en redes!

Este sitio utiliza cookies de terceros para medir y mejorar su experiencia.
Tu decides si las aceptas o rechazas:
Más información sobre Cookies