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El acceso al agua potable sigue siendo un desafío para millones de personas en el mundo, especialmente para mujeres y niñas, quienes soportan la mayor carga de esta crisis. En el Día Mundial del Agua, que se celebra mañana 22 de marzo, la ONG World Vision alerta sobre la urgente necesidad de inversiones y políticas que garanticen el acceso equitativo a este recurso esencial para la vida.
La crisis del agua: una urgencia global con rostro de mujer

Cada 22 de marzo, el Día Mundial del Agua invita a reflexionar sobre la importancia de este recurso esencial para la vida. Este año, la atención se centra en la preservación de los glaciares, fundamentales para el abastecimiento de agua dulce a nivel global. Sin embargo, el cambio climático está acelerando su desaparición, poniendo en riesgo la seguridad hídrica de millones de personas y exacerbando las desigualdades existentes.

Los glaciares representan aproximadamente el 70 % del agua dulce del planeta, pero su derretimiento modifica los ecosistemas, intensifica fenómenos extremos como sequías e inundaciones y agrava la crisis del agua. Según Naciones Unidas, 2.200 millones de personas carecen de acceso a agua potable gestionada de manera segura, una situación que impacta de manera desproporcionada en las mujeres y las niñas.

La ONG World Vision advierte que son ellas quienes soportan la mayor carga de esta crisis, ya que en muchas comunidades son las responsables de recolectar el agua para sus hogares. Esta tarea diaria implica recorrer largas distancias, exponiéndose a riesgos de seguridad y dejando de lado oportunidades educativas y económicas. Se estima que, en conjunto, mujeres y niñas dedican alrededor de 250 millones de horas diarias a esta labor.

Además, la falta de acceso a agua y saneamiento tiene repercusiones directas en su salud y bienestar:

  • Educación y salud menstrual: En muchas regiones, la ausencia de instalaciones adecuadas en las escuelas dificulta la asistencia de las niñas durante la menstruación, aumentando la tasa de deserción escolar. La provisión de letrinas, agua potable y productos de higiene es clave para garantizar su permanencia en el sistema educativo.
  • Salud materna y neonatal: En comunidades con servicios básicos insuficientes, la falta de agua potable y saneamiento adecuado eleva las tasas de enfermedades y mortalidad materno-infantil. Datos de organizaciones humanitarias revelan que la mitad de los centros de salud en contextos vulnerables no cuentan con acceso seguro al agua potable.

Eloisa Molina, directora de Comunicación de la ONG World Vision, alerta sobre las dramáticas consecuencias de esta crisis: “Cada día, cerca de 1.000 niños y niñas mueren por enfermedades diarreicas vinculadas al consumo de agua contaminada y a la falta de saneamiento e higiene. Sabemos cómo solucionar este problema, pero se necesita voluntad política y mayores inversiones para garantizar el acceso universal al agua potable”.

En un mundo donde el agua es sinónimo de vida, su escasez y mala gestión siguen siendo un problema urgente. La protección de los recursos hídricos y el acceso equitativo al agua deben ser una prioridad global para evitar que millones de personas sigan padeciendo las consecuencias de una crisis que, aunque afecta a todos, impacta con mayor crudeza en los sectores más vulnerables.

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