Vivimos en un mundo al borde del colapso y el calentamiento global ya ha pisado el acelerador. En la encrucijada actual de los desafíos medioambientales, la responsabilidad de las empresas va más allá de simplemente buscar el lucro financiero. En un mundo marcado por el cambio climático y la urgencia por preservar nuestro planeta, surge una nueva obligación moral para las entidades corporativas: no solo contribuir, sino liderar la acción climática.