La transición hacia el uso de sustancias químicas más seguras y sostenibles muestra avances en ciertos sectores, mientras que en otros apenas comienza, según revela la primera evaluación conjunta a nivel europeo de los factores que impulsan y el impacto de la contaminación química, llevada a cabo por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) y la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA) y recientemente publicada. Esta evaluación comparativa subraya la necesidad imperante de reducir el impacto de las sustancias nocivas en la salud humana y el medio ambiente.
El informe de síntesis conjunto AEMA-ECHA sobre el marco de indicadores de la UE en materia de sustancias químicas señala que, aunque el uso global de las sustancias químicas más peligrosas, como las carcinógenas, mutágenas y tóxicas para la reproducción, sigue creciendo, lo hace a un ritmo más lento que el mercado de sustancias químicas en general. Este panorama impulsa la urgencia de evitar el uso de las denominadas sustancias preocupantes y aplicar los principios de seguridad y sostenibilidad desde su diseño. El informe, basado en 25 indicadores clave, recién publicados, monitorea los impulsores y las consecuencias de la contaminación química en Europa y será actualizado periódicamente para evaluar tanto la contaminación química como la efectividad de la legislación europea sobre sustancias químicas. Ofrece una evaluación exhaustiva de los avances realizados en el marco de la estrategia de la UE sobre sustancias químicas para la sostenibilidad, orientada hacia un medio ambiente libre de sustancias tóxicas.
La investigación advierte que ha aumentado significativamente el número de sustancias químicas industriales examinadas bajo la legislación de la UE para determinar su seguridad. Esto ha permitido un mejor conocimiento de las propiedades peligrosas de las sustancias químicas utilizadas en toda la UE, dando lugar a numerosas medidas para minimizar y controlar los riesgos de diversos grupos de sustancias.
Es crucial asegurar de manera más efectiva que los productos de consumo no contengan sustancias nocivas, como las disruptoras endocrinas o las persistentes, bioacumulativas y tóxicas, que representan un riesgo a largo plazo incluso después de haber dejado de usarse.
Los expertos enfatizan la necesidad de recopilar más datos e información para comprender mejor la exposición humana y ambiental a estas sustancias químicas nocivas y sus efectos. Sin embargo, los indicadores muestran claramente que el cambio hacia el uso de sustancias químicas seguras y sostenibles debe continuar y, de ser posible, acelerarse. Las principales conclusiones destacadas incluyen: