
En solo dos ediciones, Impact Social Cup se ha convertido en un fenómeno que combina el emprendimiento de impacto, la competición sana y, lo más importante, genera comunidad.
En esta conversación hablamos con ellos del vértigo de emprender, de lo que han aprendido de esta aventura en sus dos primeras ediciones y de por qué creen que menos es más para seguir creciendo.
Esta entrevista con Tomás Garnelo y Carmen Pino forma parte de serie #ConversacionesdeImpacto en la que han participado Gonzalo Fanjul, Pablo Sánchez, Arancha Martínez, Gloria Gubianas, María Guerrero, Amaia Rodríguez, Natalia Valle, Manuel Lencero, Irene Milleiro, Antonio Espinosa de los Monteros y Diana de Arias.
¿Quién es Tomás Garnelo Fernández de Córdoba?
Tomás: Soy un emprendedor social, gallego y apasionado del deporte, especialmente del tenis. Siempre digo que mi objetivo vital es ser buena gente. Parece sencillo, pero es todo un reto.
¿Y quién es Carmen Pino Cuevas?
Carmen: Soy ingeniera de Burgos. He trabajado casi toda mi vida en el sector tecnológico, pero siempre he estado conectada al mundo social, desde mi proyecto de fin de carrera que lo hizo sobre cooperación y trabajando en ONG. Siempre mezclando tecnología para mejorar la sociedad. Y desde hace un año y medio, también me he convertido en emprendedora social.
¿Cómo nace la Impact Social Cup?
Tomás: La idea empezó a tomar forma en 2022, cuando sentí que era el momento de cerrar una etapa anterior. En 2023 la conceptualicé con una intuición clara: que las nuevas generaciones tienen una falta de referentes para construir una sociedad con impacto positivo y que esos referentes estén conectados a causas y no al ego, al individualismo. Queríamos construir una iniciativa que conectase el emprendimiento social con el público mayoritario, especialmente las nuevas generaciones. Para ello nos inspiramos en grandes eventos como los Juegos Olímpicos o la Champions, pero llevados al emprendimiento social. Desde el principio tuvimos claro que debíamos ofrecer dos cosas muy valiosas para cualquier proyecto: visibilidad y dinero.
Carmen: 2024 fue nuestro MVP, nuestra declaración de intenciones. Lanzamos la primera edición de la Impact Social Cup con el apoyo de principalmente tres patrocinadores: Iberdrola, Santander, y El Corte Inglés, así como del Ayuntamiento de Madrid, con la celebración de dos eventos: semifinales y final en La Nave, que salió muy bien. El día anterior a las semifinales un grupo de amigos y de voluntarios con muchísima ilusión preparamos el escenario y los stands. Logramos repartir 100.000 euros en premios, que salieron de los socios fundadores. Éramos emprendedores creando un proyecto para apoyar a otros emprendedores. Un poco loco, sí. Pero era lo que queríamos construir.
Tomás: Siempre hemos sido conscientes de que los emprendedores necesitan dos cosas: visibilidad y dinero. También conexiones, pero vienen de la mano de la visibilidad. Y lo logramos con la primera edición. Para hacer algo grande tiene que haber algo de inconciencia y mezclamos bien mi perfil más impulsivo, visionario, inconsciente, hasta cierto punto irresponsable, y Carmen que es la razón para hacer que lo imposible sea posible. La verdad que fue un desafío muy grande que cumplimos, aunque acabamos el año con pérdidas y nos lanzamos a por la segunda edición.
¿Qué ha cambiado en esta segunda edición de 2025?
Carmen: La gente nos veía como un evento puntual, pero queríamos ser mucho más. Por eso estructuramos la competición para que durara todo el año, como una experiencia continua de marzo a octubre, con formaciones, fases y acompañamiento. También dimos un giro al concepto de “sectores económicos” y los transformamos en “Escuderías por Causa”, inspirados por Raúl Sánchez de Cofides para que se pusiera en valor las causas de los emprendimientos. Así nacieron las escuderías de Diversidad e Inclusión, Educación y Empleabilidad, Ciudades y Comunidades Sostenibles, Transformación Social y Vida compartida, Comunicación e Impacto Social, Desarrollo Económico y Reducción de Desigualdes, Salud y Bienestar, y Energías Sostenibles. Un sistema que permite que cualquiera, no solo los emprendedores, pueda sentirse parte de una causa.
Tomás: 2025 ha sido el año de profesionalizar la Impact Social Cup y en eso seguimos para 2026. Queríamos construir algo que no fuera solo un escaparate. Queríamos crear una comunidad abierta a emprendedores, grandes empresas, inversores, aceleradoras, hubs de emprendimiento e, incluso, hasta estudiantes. Por eso también pusimos el foco en el acompañamiento, en las conexiones que se generan entre participantes, el sentimiento de pertenencia.
Carmen: Ha sido un año muy duro y retador, pero que hemos disfrutado y en el que hemos aprendido mucho.
¿Qué habéis aprendido este año? ¿Qué no repetiréis?
Carmen: Que menos es más porque intentamos hacer demasiadas cosas y nos hemos dado cuenta de que necesitábamos parar para mejorar, reflexionar, escuchar y recibir feedback de cómo ha sido el proceso y para conocer la opinión de todos los emprendimientos que han pasado por la Copa, de los patrocinadores, de los colaboradores…
La final fue un espectáculo de más de cuatro horas con referentes, emprendedores, música… pero fue demasiado largo. Algunas ideas eran buenas, pero no teníamos capacidad para ejecutarlas al nivel que queríamos.
Tomás: No dimensionamos bien el reto. Llegamos a niveles de exigencia física y emocional muy altos. Literalmente nos jugamos la salud. No es sostenible ni es el ejemplo que queremos dar. Una competición así no puede construirse a costa del agotamiento del equipo. Ese es nuestro gran aprendizaje. También es verdad que no conozco a nadie que haya logrado algo grande o se haya arriesgado por un proyecto o por algo sin sacrificar cosas importantes.
¿Cómo se planifica 2026?
Carmen: Primero, parando, como te hemos comentado. Después del evento queríamos empezar ya a mover la maquinaria y hemos dedicado tiempo a escuchar: a finalistas, semifinalistas, participantes que se quedaron fuera, partners, asistentes. También a reflexionar internamente. 2026 tiene que ser un año de consolidación, de hacer mejor lo que ya sabemos que funciona.
Tomás: Ya no partimos de cero. Tenemos un modelo validado, una comunidad creciente, aprendizajes importantes y una idea clara de lo que queremos ser: una competición que no enfrente, que no despierte el ego desmedido de los participantes, sino que los conecte. Transmitir que esto es una ‘coopetición’, un juego de palabras entre cooperación y competición para que cualquier persona que pase por la copa esa experiencia tenga un valor para ella y deje su huella. Por eso, este año nos queremos enfocar más en cómo mejoramos la comunidad y las conexiones que generamos entre los emprendedores. Hay una parte de responsabilidad del emprendedor. Por eso, queremos fomentar la comunidad por encima de la competición.
Un ejemplo precioso fue el de Javier Sanz, fundador de Filantrópico, que además de participar con su proyecto de café social en la Copa, propuso llevar su producto a las semifinales y organizó una cata histórica en la final del Madrid Arena. Esa es la energía que queremos multiplicar, que los emprendedores se unan y aprovechen esta ‘coopetición’.
¿Cómo os ha ayudado el deporte en vuestras vidas?
Tomás: Me gusta mucho el deporte y jugué muchos años al tenis, que me ha enseñado a tolerar muy bien el fallo. Puedo perder muchos puntos en un partido y aun así ganarlo. Ese enfoque me acompaña.
Carmen: Yo fui gimnasta. Hacía gimnasia rítmica, lo contrario. En mi deporte, un solo fallo puede arruinar un año de entrenamiento. Soy perfeccionista y, por ejemplo, si en una presentación no me salió cómo esperaba me lo reprocho, le doy muchas vueltas. Esa diferencia de mentalidad se nota en cómo trabajamos, y también en cómo nos complementamos.
¿Qué proyectos os han marcado?
Carmen y Tomás: Muchos. Recuerdo Mates con Emilia, una directora de instituto público en Talavera que está transformando su centro con sus propios medios. Dinder Club, una plataforma de ocio para personas con síndrome de Down. Who is in da House, escuela de DJ para personas con salud mental y discapacidad. Bolsalea, un proyecto de Valencia que trabaja con mujeres en riesgo de exclusión social, Turbo Steps, un canal de YouTube nacido en un barrio pobre de Colombia que ahora ayuda a millones de personas a entrenar sin recursos. Gamman, cambiadores inclusivos. Technovation Girls, educando a niñas en tecnología. Y muchos más.
Carmen: Lo más bonito de esta Copa es conocer a las personas que están detrás de cada proyecto. Es inspirador. La verdad que yo me uní a este proyecto por conocer sus historias y después me acabé conectando totalmente al propósito de Impact Social Cup.
¿Cómo definís el emprendimiento de impacto?
Tomás: Es emprender desde una causa, no desde el deseo de forrarse. Emprender con la intención real de mejorar la vida de las personas, la sociedad o el planeta. Que lo que hagas genere cosas buenas.
Carmen: Que la causa esté en el centro. El modelo de negocio tiene que estar al servicio del propósito, no al revés. Y no hace falta que el impacto sea gigantesco. Lo importante es que sea honesto y coherente con lo que se quiere transformar.
¿Qué le recomendaríais a quien quiera emprender con impacto?
Carmen: Si ya es difícil emprender en España, emprender con impacto lo es más. Por eso es recomendable que se rodee bien de las personas adecuadas, que se conecte con comunidades donde pasan cosas. Y que no lo intente solo.
Tomás: Que sean proactivos a la hora de buscar las oportunidades. Las oportunidades están ahí, pero hay que salir a buscarlas. Y para eso es necesario que esté rodeado de un entorno que favorezca el emprendimiento, que escuche, aprenda y se deje impregnar de su conocimiento como seres sociales que somos, que funcionamos por neuronas espejo. Porque muchas veces infravaloramos el poder de los entornos y son fundamentales para cambiar cualquier cosa. A veces basta con una conversación con alguien que ya está en el camino para activarse.
¿A quién admiráis?
Carmen: Depende en qué. En lo profesional a Tomás, a Paloma Martín de TRIBBU, a Nacho Gilart de AWS, o a Óscar Pérez Marcos de PAS Coliving, entre otros muchos.
Tomás: A Carmen, sin duda. También a Rafa Nadal, por su capacidad de lucha, y a Iniesta, por su humildad. Y a mis padres, que han sido siempre una figura muy presente.
¿Qué es para vosotros ser feliz?
Carmen: Tener paz. Sentir que vives la vida que quieres vivir.
Tomás: La felicidad es momentánea. La plenitud, en cambio, es vivir con coherencia, tener valores claros, saber quién eres. Es vivir la vida que deseas, que se dice fácil y requiere de actos valientes y de decisiones para renunciar a muchas cosas.
¿Qué os gustaría hacer antes de que acabe el año?
Carmen: Cerrar bien el año. Sentir que dejamos 2025 ordenado, con las bases preparadas para empezar 2026 con tranquilidad.
Un libro y una película que recomendaríais:
Tomás: Sapiens de Yuval Noah Harari y El juego infinito de Simon Sinek para quien quiera emprender. Y la película ¡Qué bello es vivir! (1947), que me emociona cada vez que la veo.
Carmen: Las autobiografías de Nelson Mandela y Joaquín Sabina. Y una peli, La deuda, de Daniel Guzmán que la acabo de ver. Es dura, pero tiene un trasfondo precioso sobre las relaciones con las personas mayores.