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Como en artículos anteriores, abordamos el modelo de los diez elementos clave de los sistemas maduros basado en la clasificación de Janine Benyus, ampliado y adecuado al mundo de la gestión corporativa. Siguiendo sus consejos, no miramos a la naturaleza para extraer sus frutos, manipularla, “mejorarla” o transformarla de mil modos distintos, sino para aprender a comportarnos como ella, porque somos parte de la propia naturaleza.  

El punto 4 se resume así: optimizar en vez de maximizar.

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  (imagen de Quim Dasquens)

Hace ya unos cuantos años, cuando las economías familiares eran muuuuuy ajustadas y no se vivía en la sociedad de la abundancia / derroche, era normal que el hijo mayor de la familia pudiera estrenar, en una fecha muy señalada, una prenda de vestir confeccionada generalmente por la madre a partir de un retal de ropa comprado prácticamente a precio de saldo.

El hijo utilizaba la prenda tanto tiempo como le permitía su ritmo de crecimiento, por lo general unos pocos años.  A continuación, dicha prenda era “heredada” por otro miembro más joven de la familia, y se repetía el proceso una y otra vez hasta que el desgaste producido por tanto uso la hacía inutilizable.  Pero eso no significaba su muerte, puesto que era convertida en otra prenda distinta, un mantel, un conjunto de servilletas, un delantal, trapos para la limpieza o mil transformaciones más, hasta que la tela, literalmente, empezaba a desintegrarse.  Estamos hablando de un caso habitual de optimización.

Ahora existen negocios como Shein, una plataforma de comercio online con negocio en más de 200 países. Subcontrata la fabricación de prendas de vestir que envía al cliente, hace ofertas flash, sus precios son increíblemente bajos…  y facturó más de 9.000 millones de euros en 2020. Está claro que para conseguir cifras así es necesario exacerbar el deseo de usar y tirar para poder estrenar ropa cuando más a menudo mejor.   Ello contribuye a que desechemos más de 40.000 toneladas de ropa al año. Estamos hablando de un caso habitual de maximización.

Por el contrario, la naturaleza tiende a optimizar en lugar de maximizar, habida cuenta que tanto los materiales como la energía tienen un alto costo.

Miller [1] apunta un buen ejemplo de comunicación óptima: acude a los estorninos para comprender cómo optimizan sus traslados en bandadas: siguiendo a sus seis o siete compañeros más próximos, porque recoger más información simultánea de más individuos genera ruido e imprecisiones que pueden afectar a la supervivencia. Por su parte, Wilson [2]  alude a diversos animales expertos en optimizar materiales: los nidos de águilas pescadoras y golondrinas, las guaridas de ratas almizcleras, castores y tejones perduran a lo largo de varias generaciones.

Estos ejemplos pueden ser perfectamente extrapolados al mundo de las organizaciones:

Aplicando esta lógica, Pauli [3] propone que una forma de solucionar los problemas de nuestra actual economía consiste en utilizar la biomimética, porque la naturaleza es experta en economía.

Así, para generar empleo para los ciudadanos de este siglo, propone el modelo basado en la “eco-factura” (hacer las cosas de forma respetuosa con la naturaleza), en vez de la “manu-factura” (hacer las cosas de la forma más rentable posible).

Cuatrecasas Arbós [4] muestra que las organizaciones aplican sistemas de gestión eficiente cuya base es la producción ajustada, centrándose en utilizar los mínimos recursos posibles de la mejor forma posible, y dando pie al sistema de gestión que conocemos como Lean Management. Según Martínez-Jurado et al.  [5], las empresas que aplican Lean Management no solo logran mejores resultados, sino que están administrando sus negocios de manera responsable y conscientes del impacto que sus actividades tienen en la sociedad. Por ejemplo, el sistema de producción de Toyota (TPS) garantiza menores costes, mayor calidad, mejor servicio, mayor flexibilidad y más innovación, como explica Liker [6].

Una vez más se constata que mirar detenidamente a la naturaleza es la mejor forma a nuestro alcance de gestionar organizaciones, de forma tal que se garanticen los resultados económicos sin dañar la naturaleza, nuestra fuente de vida. ¿Qué haríamos sin ella?

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Referencias:

[1] Miller, P. La manada inteligente: Cómo trabajar y comunicarse de un modo eficiente y tomar mejores decisiones siguiendo el ejemplo de rebaños, enjambres y colonias; Destino, E., Ed.; 2013; ISBN 978-8423345885.

[2 ] Wilson, E.O. Sociobiología. La nueva síntesis. Omega Ed. Barcelona 2008.

[3] Pauli, G.  La Economía Azul. Tusquets, Barcleona, 2015.

[4] Cuatrecasas y Arbós, L. Organización de la producción y dirección de operaciones. Sistemas actuales de gestión eficiente y competitiva. Santos D., de, Ed. Madrid 2001.

[5] Martínez-Jurado et al. : Lean Management, Suply Chain Management and Sustainability. A literature review. J. Clean Prod. 2014, 85, 134-150.

[6] Liker, J.K. Las claves del éxito de Toyota. 14 principios de  gestión del fabricante más grande del mundo. Gestión 2000 Ed. 2006.

Si quieres echar un vistazo a los artículos anteriores de esta serie, aquí los tienes:

Más allá de la Sostenibilidad: Biomimética Organizacional (I)

Más allá de la Sostenibilidad: Biomimética Organizacional (II)

Más allá de la Sostenibilidad: Biomimética Organizacional (III)

Más allá de la Sostenibilidad: Biomimética Organizacional (IV)

Más allá de la Sostenibilidad: Biomimética Organizacional (V)

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