
La próxima Cumbre del Clima de las Naciones Unidas (COP30) convertirá a Belém, en pleno corazón de la Amazonía, en el epicentro mundial de la acción climática. La elección de esta sede no es casual: simboliza la urgencia de proteger los ecosistemas y la biodiversidad en un contexto de creciente presión ambiental. “Este es el momento oportuno”, afirmó António Guterres, secretario general de la ONU, en julio de 2025, al instar a acelerar la transición energética global.
La COP30 se celebrará en un contexto decisivo. Los países deberán presentar nuevos planes de acción climática nacionales (NDCs) que definan sus políticas de mitigación y adaptación, con metas claras de reducción de gases de efecto invernadero y cronogramas concretos de cumplimiento. Además, se espera avanzar en la creación del primer mercado global de carbono regulado por la ONU, una herramienta clave para armonizar los mercados voluntarios y obligatorios y facilitar el cumplimiento de los compromisos climáticos.
Otro de los focos será la financiación climática internacional. Tras los acuerdos alcanzados en Bakú durante la COP29, los países desarrollados deberán movilizar hasta 300.000 millones de dólares anuales hasta 2035 para apoyar a las naciones más vulnerables en sus procesos de adaptación y transición energética.
Uno de los grandes hitos esperados en Belém será la aprobación del Mecanismo de Acción para la Transición Justa, que establecerá un marco de colaboración entre gobiernos y sector privado para garantizar que la transformación verde sea inclusiva. Este instrumento pretende situar a las personas en el centro de las políticas climáticas, fomentando el empleo verde, la formación laboral y la diversificación económica.
La Agenda de Acción de la COP30 propone avanzar en seis frentes:
La presidencia brasileña de la cumbre también impulsará 30 objetivos concretos derivados del Global Stocktake (Balance Global), entre los que destacan triplicar la capacidad de energías renovables, duplicar la eficiencia energética y detener la deforestación antes de 2030.
Previo a la COP30, del 3 al 5 de noviembre, se celebrará en São Paulo el Foro Empresarial y Financiero, organizado por Bloomberg Philanthropies junto con la presidencia de la cumbre. Este encuentro reunirá a gobiernos, empresas, entidades financieras —entre ellas BBVA— y organizaciones sociales para debatir sobre innovación verde, inversión sostenible e infraestructura resiliente. El objetivo: impulsar soluciones económicas y financieras que aceleren la descarbonización global, movilicen capital y fortalezcan la seguridad energética.
La transición energética, motor de desarrollo. En este sentido, la alianza de CEOs Líderes por el Clima del Foro Económico Mundial, de la que forma parte Carlos Torres Vila, presidente de BBVA, ha subrayado en una declaración reciente que la transición climática no solo es necesaria, sino una oportunidad estratégica para el crecimiento económico y la creación de empleo. Se estima que, hasta 2030, podría movilizar billones de dólares en inversión y generar más de 10 millones de empleos verdes.
“La estrategia de esperar y ver ya no es viable”, advierten los líderes empresariales, instando a gobiernos y compañías a convertir los compromisos en resultados tangibles. Con la Amazonía como telón de fondo y el planeta en un punto crítico, la COP30 será la prueba definitiva de si la comunidad internacional está realmente dispuesta a cumplir con el Acuerdo de París y pasar, por fin, de las promesas a la acción.