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Uno de los temas que más me apasionan dentro de la Inteligencia Artificial es el diseño y desarrollo de una IA sostenible, no sólo diseñar y desarrollar soluciones de IA para la sostenibilidad. Observo que, desde hace unos meses, se está produciendo una evolución conceptual hacia dónde debemos ir en el desarrollo de soluciones de IA.
La economía verde de la IA: Cómo los incentivos fiscales están acelerando la revolución energética

No se trata de generar una conciencia ambiental que encaje en la moda actual de “piensa en verde” como si se tratara de un anuncio de una conocida marca de cerveza, si no de un cambio en el diseño de la tecnología. Esto ha impulsado la generación de incentivos haciendo que la IA de bajo consumo energético no solo sea la opción correcta desde el punto de vista ético, sino también la más rentable. Estamos presenciando el nacimiento de una economía verde digital donde la sostenibilidad genera ventajas competitivas decisivas y en este punto, cobra especial significado la expresión de “no sólo hay que parecerlo sino serlo” porque esto no va de modas, va de impacto y de coherencia.

Punto de inflexión económico

Hasta hace poco, desarrollar IA sostenible significaba sacrificar rendimiento por responsabilidad ambiental. Esta ecuación está cambiando hoy día. Las empresas que nos dedicamos a desarrollar IA sostenible, nos centramos en el diseño y desarrollo de algoritmos eficientes energéticamente lo que hace que comencemos a ser “mirados” con otros ojos. Si hablamos de sostenibilidad aplicado a la IA no es para que sea un ideal aspiracional, sino una necesidad operativa y esto requiere acciones específicas y medibles. Desde planes nacionales hasta optimizaciones de código, existen rutas claras para transformar nuestra infraestructura digital en un motor de sostenibilidad.

La IA sostenible ha pasado de ser un "nice-to-have" a una ventaja competitiva fundamental. Los incentivos económicos actuales no son o, mejor dicho, no deberían ser temporales; representan un cambio estructural hacia una economía digital carbono-neutral. Tomemos como ejemplo el caso de Tesla. Cuando Elon Musk lanzó Tesla, el automóvil eléctrico no era una tecnología nueva; existía desde el siglo XIX. Lo que cambió las reglas del juego y ofreció un nuevo marco no fue la innovación tecnológica, sino la innovación en incentivos. Tesla aprovechó un ecosistema de créditos fiscales, subsidios y regulaciones que transformaron un nicho costoso en un mercado masivo.

En la actualidad, gobiernos de todo el mundo están replicando exactamente esta fórmula con la IA sostenible obteniendo resultados transformadores.

Estados Unidos: El "Tesla Moment" de la IA verde

En Estados Unidos se ha pasado del "Tesla Moment" a la IA verde. Lo voy a explicar en dos casos de uso para que sea más fácil de entender.

Cerebras Systems Inc., una empresa de inteligencia artificial con sede en California, se especializó en chips que se utilizan para entrenar modelos de lenguaje grandes. Sin embargo, lo que se sabía en ciertos círculos es que sus costes eran prohibitivos, lo que les restaba competitividad para ser adoptados por la mayoría de las empresas. La estrategia gubernamental que se aplicó facilitó un contexto económico que dinamizó este mercado como CHIPS and Science Act, que proporcionaba 280 millones de dólares en subsidios para desarrollar semiconductores eficientes, crédito de Inversión en IA Verde, con un 40% de crédito fiscal sobre 50 millones de dólares en equipos eficientes y contratos gubernamentales preferenciales entre otros. El resultado fue increíble: reducción de costos (de $2 millones por sistema a $400,000 en 3 años), adopción masiva (de 5 clientes (2020) a 200+ clientes enterprise (2024)), creación de empleo (de 100 empleados a 2.500 empleados) y efecto multiplicador (15 competidores han emergido, creando un mercado de $8 mil millones.

Otro caso más conocido por tratarse de la empresa creadora de “ChatGPT” es el de OpenAI y el Green Computing Initiative. El desarrollo de GPT-4 costaba $63 millones sólo para entrenar, generando 552 toneladas de CO2. Ciertas iniciativas por parte del gobierno de EEUU como Green AI Research Grant, ha introducido créditos fiscales específicos para computación verde que están revolucionando el sector, el Carbon offset tax credits (incentivando con $0.05 por cada kg de CO2 evitado) y Accelerated depreciation (certificación de equipos como "green" se deprecian en 2 años vs. 5 años mejorando el flujo de caja), han conseguido que el desarrollo de GPT-5 cuesta un 80% menos para entrenar y se haga con un 70% menos emisiones, generando $15 millones anuales en créditos fiscales para OpenAI.

Unión Europea: El "Green Deal Digital" como catalizador de mercado

Green Deal Digital, es el programa más ambicioso a nivel global, con €150 mil millones destinados a IA sostenible. Este programa contiene Certificados digitales Green, donde empresas que certifiquen sus algoritmos bajo los estándares de la UE pueden acceder a contratos públicos preferenciales y tasas de financiación reducidas del Banco Europeo de Inversiones, el Carbon Border Adjustment para IA, los servicios de IA desarrollados con alta huella de carbono tendrán otro tipo de tarifas al ingresar y operar en el mercado europeo, el fondo AI Sustainability Innovation, que destina €25 mil millones en subvenciones directas para investigación y desarrollo de técnicas de IA frugal.

En este contexto se han visto beneficiadas empresas como la alemana DeepL, aplicando un sistema de traducción eficiente energéticamente (con una inversión de €12 millones para desarrollar algoritmos ultra-eficientes del programa Digital Europe y acuerdos preferenciales en contratos con instituciones de la UE), o la empresa francesa Mistral AI, con una inversión de €100 millones para desarrollar alternativas europeas eficientes de la iniciativa Sovereign AI y otras ayudas fiscales, han conseguido revertir su situación con un desarrollo de IA sostenible, generando una ventaja competitiva. 

Empresas que actúen ahora no solo contribuirán a un futuro sostenible; construirán ventajas financieras duraderas en una economía donde la eficiencia energética será tan importante como la eficiencia algorítmica. Así como Tesla creó ventajas competitivas permanentes siendo first-mover en el ecosistema de incentivos eléctricos, las empresas desarrollen IA sostenible, tendrán acceso a incentivos que facilitaran su impulso en el mercado.

La diferencia, en estos momentos, es la velocidad: mientras Tesla tardó 12 años en dominar su sector, el mercado digital permite transformaciones en 3-5 años. Los gobiernos han aprendido a crear incentivos más efectivos. Además, no estamos asistiendo a un momento de políticas públicas inteligentes; estamos ante la creación de una nueva economía digital verde, donde los incentivos gubernamentales pueden acelerar una revolución tecnológica que, como Tesla, cambiará fundamentalmente cómo funciona una industria entera.

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